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Bienvenido a Escuchar y a Dar

Este blog, no pretende ser un diario de sus autores. Deseamos que sea algo vivo y comunitario. Queremos mostrar cómo Dios alimenta y hace crecer su Reino en todo el mundo.

Aquí encontrarás textos de todo tipo de sensibilidades y movimientos de la Iglesia Católica. Tampoco estamos cerrados a compartir la creencia en el Dios único Creador de forma ecuménica. Más que debatir y polemizar queremos Escuchar la voluntad de Dios y Dar a los demás, sabiendo que todos formamos un sólo cuerpo.

La evangelización debe estar centrada en impulsar a las personas a tener una experiencia real del Amor de Dios. Por eso pedimos a cualquiera que visite esta página haga propuestas de textos, testimonios, actos, webs, blogs... Mientras todo esté hecho en el respeto del Amor del Evangelio y la comunión que siempre suscita el Espíritu Santo, todo será públicado. Podéís usar los comentarios pero para aparecer como texto central enviad vuestras propuestas al correo electrónico:

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miércoles, 27 de junio de 2007

Dios te Bendice a través de las personas que pone a tú lado / Autores: Luisa y Antonio

Dejarse Bendecir por Dios es aprender de Jesús que es "humilde de corazón". Tan humilde, que se hace presente en nuestros corazones. San Pablo nos advierte: "No olviden que son templos del Espíritu Santo de Dios". Por tanto, cada persona que Dios pone en nuestro camino es Templo del Espíritu de Dios y bendición para nosotros.
El problema es que a veces no tenemos tiempo para cuidar esa presencia de Dios en nosotros y en los demás. Esta meditación enviada por Luisa es un retrato de nuestra pobreza y de la necesidad de Dios:

Acuérdate siempre de la flor…

Había una joven muy rica, que tenía todo: un hogar, un marido maravilloso, hermosos hijos, un empleo que le daba muchísimo bienestar económico, una familia unida. Lo extraño es que ella no conseguía conciliar todo eso, el trabajo y sus quehaceres le ocupaban todo el tiempo y su vida siempre estaba deficitaria en algo.
Si el trabajo le consumía tiempo, ella lo quitaba de los hijos;, si surgían problemas ella dejaba de lado al marido… Y así, las personas que ella amaba eran siempre dejadas para después.
Hasta que un día, su padre, un hombre sabio, le dio un regalo: una flor rarísima, de la cual sólo había un ejemplar en todo el mundo. Y le dijo: Hija, está flor te va a ayudar mucho, ¡más de lo que ahora te imaginas!
Tan solo tendrás que regarla y podarla de vez en cuando y, a veces, conversar un poco con ella; y ella te dará a cambio ese perfume maravilloso y esas maravillosas flores. La joven quedó muy emocionada, a fin de cuentas, la flor era de una belleza sin igual.
Pero el tiempo fue pasando, los problemas surgieron, el trabajo consumía todo su tiempo, y su vida, que continuaba confusa, no le permitía cuidar de la flor. Ella llegaba a casa, miraba la flor y las flores todavía estaban allí, no mostraban señas de flaqueza o muerte, simplemente "estaban allí", lindas perfumadas. Entonces ella pasaba de largo.
Hasta que un día, sin más ni menos, la flor murió. Ella llegó a casa ¡y se llevó un susto! La flor estaba completamente muerta, su raíz estaba reseca, sus flores caídas y sus hojas amarillas. La joven lloró mucho, y contó a su padre lo que había ocurrido.
Su padre entonces respondió: Yo ya me imaginaba que eso ocurriría, y no te puedo dar otra flor, porque no existe otra flor igual que esa, ella era única, al igual que tus hijos, tu marido, tu familia, tus amigos. Todos son bendiciones que el Señor te dio, pero tú tienes que aprender a regarlos, podarlos y darles atención, pues igual que la flor, los sentimientos también mueren. Te acostumbraste a ver la flor siempre allí, siempre florida, siempre perfumada y te olvidaste de cuidarla.
¡Cuida a las personas que amas!
¿Y tú? ¿Vas cuidando las bendiciones que Dios te ha dado? Acuérdate siempre de la flor, pues las Bendiciones del Señor son como esa flor. Dios nos las da, pero nosotros tenemos que cuidarlas.


Para que compruebes que Dios habla de miles de maneras a múltiples personas siempre
con el mismo mensaje de Amor, reproducimos la historia que nos escribió Antonio:

¿Has tenido algún día un almuerzo con Dios?

Un niño pequeño quería conocer a Dios. Sabía que era un largo viaje hasta donde Dios vive, así que empaco su maleta con seis alfajores y refrescos de naranja, y empezó su jornada.

Cuando había caminado como tres cuadras, se encontró con una mujer anciana; ella estaba sentada en el parque, solamente ahí parada contemplando algunas palomas.

El niño se sentó junto a ella y abrió su maleta, estaba a punto de beber de su naranja , cuando noto que la anciana parecía hambrienta, así que le ofrecido un alfajor .
Ella agradecida acepto el alfajor y sonrió al niño.
Su sonrisa era muy Bella, tanto que el niño quería verla de nuevo, así que le ofreció uno de sus refrescos.
De nuevo ella le sonrió... El niño estaba encantado!!!
Él se quedo toda la tarde comiendo y sonriendo, pero ninguno de los dos dijo nunca una sola palabra.

Mientras oscurecía, el niño se percato de lo cansado que estaba, se levanto para irse, pero antes de seguir sobre sus pasos, dio vuelta atrás, corrió hacia la anciana y le dio un abrazo.

Ella después de abrazarlo, le dio la más grande sonrisa de su vida. Cuando el niño llego a su casa, abrió la puerta... su madre estaba sorprendida por la cara de felicidad.
Entonces le pregunto: " Hijo... que hiciste hoy que te hizo tan feliz?".

El niño contesto... "Hoy almorcé con Dios!"... Y antes de que su madre contestara algo, añadió: "Y sabes qué?...
Tiene la sonrisa mas hermosa que he visto!!! "

Mientras tanto, la anciana, también radiante de felicidad, regreso a su casa. Su hijo se quedo sorprendido por la expresión de paz en su cara, y pregunto:
Mamá... Qué hiciste hoy que te ha puesto tan feliz?". La anciana contesto:
Comí alfajores con Dios en el parque!"...
Y antes de que su hijo respondiera, añadió: "Y... sabes?
Es más joven de lo que pensaba!!! "


ORACIÓN

Señor, en el silencio de este día,
vengo a pedirte paz, sabiduría y fuerza.
Hoy quiero mirar al mundo con ojos llenos de amor.
Ser paciente, comprensivo, humilde, suave y bueno.
Ver a tus hijos detrás de las apariencias,
como los ves Tú mismo,
para así poder apreciar la bondad de cada uno.

Cierra mis oídos a toda murmuración.
Guarda mi lengua de toda maledicencia.
Que sólo los pensamientos que bendigan permanezcan en mi.
Quiero ser tan bienintencionado y bueno
que todos los que se acerquen a mi sientan Tú presencia Señor.

Revísteme de Tú bondad Padre Santo
y haz que en este día yo te refleje.

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