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martes, 16 de junio de 2009

Según un estudio de la Complutense para la Fundación 'Crecer jugando'
Una familia unida y numerosa, garantía de felicidad para los niños españoles
Ven la separación -y no la muerte de un familiar- como la disolución de la familia
Los niños sitúan su felicidad en el 8'5 en una escala de 0 a 10
16 de junio de 2009.-Los niños españoles se sienten felices con su vida. En una escala del 1 al 10, su felicidad la sitúan en el 8′5. Los datos proceden de un estudio realizado por un equipo de pedagogos de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid, en colaboración con la Fundación ‘Crecer Jugando’, que ha tomado como muestra las respuestas de 817 niños de enseñanza Primaria, de entre 6 y 13 años.

(Sonsoles Calavera / Alba) El punto de partida es un reciente informe de ‘UNICEF-Innocenty’ sobre las condiciones de vida de los niños en las naciones económicamente avanzadas. ”Los niños españoles son de los más felices dentro de los países industrializados, por detrás sólo de los países Bajos. Pero se ve también que para tener esa felicidad no necesitan tener muchas cosas, porque están por debajo de la media en cuanto a bienes materiales”, explica el catedrático de Historia de la Educación de la Complutense Gonzalo Jover.

Según ha podido constatar esta encuesta, la razón de esa felicidad la encuentran en la familia. “Los niños identifican la felicidad con una vida familiar plena. Para que un acontecimiento especial sea vivido con carácter festivo, necesitan compartir esa experiencia con más gente. La felicidad es para ellos una experiencia comunitaria. Les gustan las multitudes: que vaya toda la familia a su cumpleaños, a su Comunión. Les gusta la familia extensa, ‘el mogollón’“, apuntó Bianca Thoilliez, doctoranda de la Complutense que ha hecho el trabajo de campo. Los niños recuerdan como momentos de gran felicidad fiestas y acontecimientos familiares especiales de carácter multitudinario. Cabe destacar que para muchos niños consultados, la Primera Comunión ha sido el día más feliz de su vida. Rodrigo, de 9 años asegura: “Que mi familia esté siempre muy unida y yo estaré muy contento”. “Para mí la familia es lo más importante”, dice Cristiano, otro de los encuestados, de 10 años. “Daría todo lo que fuera por estar con ellos”, aseguraba Demetrio, 11 años. Francisco, de 8 años decía ser feliz porque está con su familia: ”Y es lo que más quiero en todo el mundo”, añadía al responder a la encuesta.

Lo más importante: estar juntos

Muestran la necesidad de sentirse queridos y reconocidos, y destacan, cuando se les pregunta por su felicidad, numerosos momentos que tienen relación con una familia unida. “El día más feliz de mi vida fue el que nació mi hermano que era muy guapo y chiquitín” afirma Lourdes de 9 años. Incluso hay quienes señalan que el mejor día de su vida fue el de su nacimiento: “El día más feliz de mi vida fue cuando nací, porque estaba toda mi familia en el nacimiento”, dice Juanjo, de 10 años. El hecho de nacer es en sí mismo un acontecimiento de felicidad para su familia y, por tanto, para ellos, aunque ni siquiera lo puedan recordar. También el ver pasar el tiempo a través de la familia, la experiencia de su dinámica más habitual, es signo de felicidad y ésta puede conseguirse simplemente viendo crecer a un hermano. La idea de felicidad de Bibí, de 8 años, es simplemente ver que su hermano “se haga mayor”.

Entre las actividades para su tiempo libre que les hacen más felices destacan jugar con los amigos y estar con su familia. Para ellos, estar con la familia, aunque sea en actividades cotidianas y sencillas, como ver juntos la televisión, supone estar acompañados y protegidos y les aporta un momento de felicidad que valoran porque, según afirman, no son muchas las ocasiones en las que se pueden reunir, por falta de tiempo o exceso de ocupaciones. Agradecen mucho también la compañía familiar en los juegos: “Me gusta jugar con mi padre o con mi madre, se me enciende la sonrisa”, asegura Roberto Carlos, de 10 años. Charo, de 10 años, explica por qué estar con la familia es lo que más feliz le hace: ’Porque me lo paso bien: si no es viendo la tele todos juntos, es durmiendo, si no comiendo, cenando, desayunando, en realidad me gusta estar con mis padres, con mis hermanos, con el resto de familiares”.

Rupturas y conflictos familiares, lo más traumático

Las experiencias negativas ligadas a la familia son la mayor causa de infelicidad.”Las discusiones, separaciones, o la muerte de un familiar son los hechos que los niños viven de manera más traumática. Esos días quedan marcados como los más tristes”, explicó Bianca Thoilliez. ”Mi padre se fue de casa, se enfadaron y decidió marcharse”, recuerda Rebeca, de 10 años, como su momento más doloroso. Roberto Carlos, 10 años, no olvida su día más triste: “Fue el día que se separaron mis padres, ese día no podía con mi alma, estaba muerto”. La separación, a diferencia de la muerte de un familiar, es vista como la disolución de la familia y no sólo como un acontecimiento triste e inevitable. Así lo expresa esta misma niña al contar cómo fue su día más alegre: “El día que estaba mi padre, que éramos una familia”.

Conforme los niños van adentrándose en la preadolescencia, la relación con los padres va dando paso a la creciente importancia de las relaciones con los amigos o hermanos. En esta etapa, muchos expresan su preocupación por no ser aceptados en su entorno más cercano.

Y, sorprendentemente, el colegio no les quita el sueño: no hay muchos niños que sitúen su felicidad, inmediata o futura, en el éxito o el fracaso escolar.

Cómo se ven en el futuro

Sobre sus aspiraciones de cara al futuro, un 34% de los niños consultados tienden a ver en su futuro laboral una garantía de felicidad y opinan que ser un adulto feliz consiste, básicamente, en tener un trabajo y sobre todo, que les guste. La emancipación, que asocian a la idea de libertad, es el aspecto que más desean a medio plazo, (un 42%); y un 24% de los niños no quieren que su vida cambie, prefieren que el mundo siga siendo lo que es.

Al preguntarles si serán felices cuando sean mayores, muchos están preoocupados por la crisis. Para Isabel, de 11 años “depende de la crisis”; Adolfo, de 10 años, tiene claro que “no porque habrá crisis”.

Esta preocupación lleva a algunos niños a pedir, entre sus deseos, que la crisis se acabe: “Que todo el mundo tenga paz y que se acabe la crisis”, desea Evelin, de 11 años. Pero además, los niños españoles tienen inquietudes solidarias: entre las cosas que les preocupan, mencionan “ver a pobres o a animales abandonados”, señala Andrés, de 9 años; o “los niños que tienen que ir a las guerras”, apunta Mar, de 9 años. Y las aspiraciones formuladas por un 8% de los niños, como imprescindibles para su felicidad, tienen relación con los valores, como “ser buena persona”, “paz para el mundo” o que “la gente no contamine tanto”.

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