* «Esposo y esposa no tienen que ser `la media naranja’ uno del otro, en el sentido de dos mitades perfectamente iguales, sino en el sentido de que cada uno es la mitad que le falta al otro y el complemento del otro. Es lo que pretendía Dios cuando dijo: ‘No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada’ (Gn 2,18). Todo esto supone el esfuerzo de aceptar la diversidad del otro, que es para nosotros lo más difícil y aquello que sólo los más maduros consiguen. Hemos sido creados a imagen del Dios uno y trino, llevamos su huella y estamos llamados a realizar la misma síntesis sublime de unidad y diversidad»
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*COMENTARIO:* Padre, ¿no hay palabras de más consuelo para esa pregunta de
la tristeza?
*RESPUESTA MÍA:* La respuesta es que Dios es la alegría y la f...
Hace 2 meses
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