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Bienvenido a Escuchar y a Dar

Este blog, no pretende ser un diario de sus autores. Deseamos que sea algo vivo y comunitario. Queremos mostrar cómo Dios alimenta y hace crecer su Reino en todo el mundo.

Aquí encontrarás textos de todo tipo de sensibilidades y movimientos de la Iglesia Católica. Tampoco estamos cerrados a compartir la creencia en el Dios único Creador de forma ecuménica. Más que debatir y polemizar queremos Escuchar la voluntad de Dios y Dar a los demás, sabiendo que todos formamos un sólo cuerpo.

La evangelización debe estar centrada en impulsar a las personas a tener una experiencia real del Amor de Dios. Por eso pedimos a cualquiera que visite esta página haga propuestas de textos, testimonios, actos, webs, blogs... Mientras todo esté hecho en el respeto del Amor del Evangelio y la comunión que siempre suscita el Espíritu Santo, todo será públicado. Podéís usar los comentarios pero para aparecer como texto central enviad vuestras propuestas al correo electrónico:

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domingo, 9 de diciembre de 2012

Lucrecia Tresoldi cuenta en un libro como su hijo Maximiliano, en el año 2000, despertó de un estado de coma santiguándose

Tras un accidente de coche llevaba inconsciente nueve años. Hoy Max habla, escribe y le ha dedicado su libro al Papa
9 de diciembre de 2012.- (ACI/EWTN Noticias / Camino Católico) En la Navidad del año 2000, la italiana Lucrecia Tresoldi recibió un milagro: su hijo Maximiliano despertó del estado de inconsciencia en el que vivió por casi diez años tras sufrir un accidente automovilístico. Tenía sólo 20 años cuando quedó paralizado como “un tronco muerto sin posibilidad alguna de recuperación”, tal como los médicos le diagnosticaron el 15 de agosto de 1991.
El 28 de diciembre de 2000 Lucrecia Tresoldi acostó a Max como cada noche desde que salió del hospital. En esta ocasión no tomó su mano para hacerle el signo de la cruz, se sentía deprimida y sin fuerzas: “Mira, esta noche ya no puedo más, no quiero ni rezar ni nada”, le dijo. No obstante, como explica Lucrecia “el signo de la cruz fue realmente su salvación”: y en ese instante Max sacó las fuerzas para consolar a su madre, alzó la mano y se hizo él mismo el signo de la cruz. Después, la abrazó. Para Lucrecia fue el mejor regalo de Navidad. Desde ese momento, Leer más...

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