* «En general –como nos reprocharía Nietzsche– no tenemos valor para negar a Dios: repugna demasiado a nuestra inteligencia y a nuestro sentido innato de trascendencia. Pero como tampoco estamos dispuestos a asumir lo que supone acoger hasta las últimas consecuencias al Dios vivo que se ha revelado en Jesucristo, nos construimos un dios a nuestra medida, un dios a la carta, un dios domesticado que no entra en conflicto con el culto a nuestros ídolos, un dios que no se mete en cómo vivimos la sexualidad ni nos pide que acudamos a misa los domingos: «¡como si no tuviéramos cosas más importantes que hacer durante el fin de semana! » Nuestra propia voluntad nos conduce a la esclavitud y a la tristeza. Así nos lo ha dicho Jesús en el evangelio de hoy: «El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la encontrará»”
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*COMENTARIO:* Padre, ¿no hay palabras de más consuelo para esa pregunta de
la tristeza?
*RESPUESTA MÍA:* La respuesta es que Dios es la alegría y la f...
Hace 2 meses
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