Meagan Jude Montanari fue drogadicta, criminal, perdió la custodia de sus hijos e iba a suicidarse: el trato de unas monjas le hizo presente a Cristo y hoy es evangelizadora

* «Era intrigante para mí. Sabía de su intenso voto de pobreza y me llamó la atención su inquebrantable alegría. Ellas irradiaban felicidad y amor. Me preguntaba cómo podrían tener nada materialmente hablando y ser tan felices. Finalmente, me dirigí a una de las hermanas y le dije: ‘Lo que sea que tengáis, lo quiero’. Habladme sobre la Iglesia Católica… Después de recibir la Eucaristía, noté que estaba cambiando: internamente, espiritualmente, intelectualmente  y moralmente. Empecé a pensar y sentir de manera diferente. Me estaba convirtiendo en una persona nueva, literalmente estaba experimentando un volver a nacer. Nada puede compararse con el amor que sentía por Dios. Mi vida está llena de una paz que no puedo explicar. Jesús me salvó de una vida de tormento y de una eternidad en el infierno. Ahora, no quiero nada más que servirlo»

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