* “Muchos de nosotros, en mayor o menor medida, hemos visto al Señor transfigurado: en algún momento de nuestra vida hemos tenido un tiempo más o menos prolongado de clarividencia en el que el Espíritu Santo nos hizo percibir con gran nitidez la verdad y la profundidad de la fe que profesamos. Tal vez tras una crisis personal o en un retiro espiritual al que asistimos, o por el testimonio de personas con las que hemos convivido... Esta experiencia hizo que nuestra vida adquiriese un sentido mucho más profundo. Y cuando vienen momentos de prueba, de dificultad o de vacilación en la fe, nos remitimos a esa profunda experiencia de Dios que tuvimos y así recobramos las fuerzas para sobreponernos y seguir avanzando hacia ese horizonte de gloria que sabemos que nos aguarda al final del camino”
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*COMENTARIO:* Padre, ¿no hay palabras de más consuelo para esa pregunta de
la tristeza?
*RESPUESTA MÍA:* La respuesta es que Dios es la alegría y la f...
Hace 2 meses
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