jueves, 29 de febrero de 2024
Sor Elvira Petrozzi, con la ayuda del Espíritu Santo, pedía a Dios que transformara a los jóvenes en testigos de su Misericordia y de su Amor / Por P. Carlos García Malo
jueves, 3 de agosto de 2023
Ha fallecido Madre Elvira Petrozzi de la comunidad Cenáculo. Ahora desde el Cielo, ruega por nosotros: Eras la primera en dar tu amor y ser testigo del Amor de Dios / Por P. Carlos García Malo
lunes, 13 de marzo de 2023
miércoles, 4 de enero de 2023
Alexis Gámiz era punk, con 16 años se fue de casa, delinquió, traficó, se hizo adicto a las drogas e iba a suicidarse: «Dios me amó y transformó mi vida en la Comunidad Cenáculo»
* «Me siento un pecador público, un desgraciado, pero amado por Dios. Experimento en mi vida diaria que Dios ayuda y no me da miedo decir que Dios existe y que ha cambiado mi vida y que puede cambiar la tuya también… Mi vida ha sido pasar de la muerte a la resurrección, de las tinieblas a la luz»
Camino Católico.- Alexis era punk y alérgico a las normas. Con tan solo 16 años, se fue de casa, empezó a delinquir y a traficar con drogas. La adicción a la cocaína y otras sustancias, le hicieron descender a los infiernos durante varios años, hasta que un día no pudo más y, estando al borde del suicidio, pidió auxilio desesperado a sus padres.
Con la ayuda de su familia pudo conocer la Comunidad Cenáculo. Allí, encontró la medicina que necesitaba: el amor de Dios y de sus hermanos en la Comunidad. Hoy, Alexis tiene 33 años, es padre de 3 hijos, está felizmente casado y es un maravilloso ejemplo de superación y de esperanza.
jueves, 14 de julio de 2022
La fiesta de la vida es una conmemoración anual de la Comunidad Cenáculo para celebrar el don maravilloso de la vida / Por P. Carlos García Malo
lunes, 21 de junio de 2021
Así se recuperan de adicciones en la Comunidad Cenáculo de Tarragona, encontrando el Amor de Dios, con amistad, trabajo, oración y viviendo de la Providencia
Camino Católico.- ‘Solidarios por un bien común’, el programa presentado por Asell Sánchez-Vicente de 13 TV ha visitado la Comunidad Cenáculo, en la diócesis de Tarragona, donde conviven hombres para recuperarse de sus adicciones, sin internet ni teléfonos móviles, viviendo de la Providencia de Dios, con amistad, trabajo y oración con una terapia Cristo céntrica que les lleva a tener una experiencia del Amor de Dios. El programa muestra el testimonio de los jóvenes que conviven en la casa con amistad, trabajo y oración.
lunes, 18 de julio de 2011
Juan García rescatado por Dios de la drogadicción, pese a no tener fe, en la Comunidad Cenáculo
* Es el responsable de la primera casa en España de esta Asociación Internacional de Fieles laicos de Derecho Pontificio dedicada o ofrecer un experiencia vital a jóvenes con problemas de adicciones con una convivencia familiar basada en el trabajo, la oración y la amistad
* “Mi hermano me decía: “Ve delante de la Eucaristía y habla con Jesús aunque no creas”; yo respondía: “Pero si no creo, ¿cómo hago para hablar con Él?”. En esos días estaba comenzando la cuaresma y con otros chicos me puse el propósito de levantarme a las dos de la madrugada para rezar. Allí encontré algo que me “impulsaba”, que me sostenía: no me sentí más solo, había Alguien junto a mí que me ayudaba cada día”
18 de julio de 2011.- Juan García es de Madrid, tiene 39 años, no creía en Dios y ha estado sumergido en el mundo de las drogas y viviendo una desenfrenada vida hasta que tuvo un encuentro personal con el Jesucristo en la Comunidad Cenáculo, en la cual no deseaba ingresar. Hoy Juan totalmente recuperado es el responsable de la primera casa de la Comunidad Cenáculo en España, una fraternidad de 12 chicos ubicada en la casa parroquial de San Cristóbal de Fogars de Montclús, en la diócesis de Terrassa, cerca de Barcelona. Juan García nos cuenta su testimonio en un vídeo y escrito en primera persona.
(Juan García / Comunidad Cenáculo) Me llamo Juan y soy español. Mi infancia estuvo marcada por un papá muy exigente, que pretendía mucho de sus hijos. Cuando murió, yo tenía quince años y estaba tan enojado con él y tan herido ¡que casi estaba contento! Hoy lo lamento porque no supe apreciar su amor. Ahora he comprendido que ése era su modo de quererme: insistir en decirme que tenía que estudiar para ser “alguien” en la vida, pero yo desgraciadamente no logré entenderlo ni agradecerlo. Todavía no lo he perdonado plenamente, pero tengo voluntad, sé que me quiso y que se esforzó mucho por la familia, y él también tenía sus dificultades. Leer más y ver vídeo...
viernes, 18 de febrero de 2011
Pamela, siciliana: De atea, alcohólica y drogadicta a convertirse a Cristo en la Comunidad Cenáculo
18 de febrero de 2011.- (Pamela / Comunidad Cenáculo) Tengo veintiséis años, me llamo Pamela y soy de Sicilia. Aunque soy de una familia cristiana por tradición, antes de entrar en la Comunidad Cenáculo era atea, no creía en nada, sólo en mis fuerzas humanas. Soy la mayor de cuatro hermanas y desde pequeña era introvertida y tímida. Vivía con una mamá muy aprensiva y un padre poco presente. Los dos trabajaban para que no nos faltara nada. Gracias a Dios estaba mi abuela, los recuerdos más lindos de mi infancia están relacionados con ella, cuando pasábamos el verano en su casa, estaba siempre atenta a nuestros requerimientos y fue la primera que me habló de Jesús.
Con los años el clima en mi casa se hizo pesado por los problemas económicos y las discusiones entre mis padres; dentro de mí crecía el sentimiento de culpa y la ansiedad: me sentía responsable de todo lo que pasaba entre ellos. En la escuela vivía un sentimiento de inferioridad al comparar mi familia con la de mis compañeros, vivía la rabia de la humillación y llamaba la atención para que me aceptaran. Leer más...
miércoles, 15 de septiembre de 2010
Gianluca: Rescatado de la droga y el mal "por las oraciones de mi madre y de mi abuela"
*"Este mundo del mal me atraía mucho y así de la marihuana pasè a otros tipos de droga: cocaína, éxtasis...Tenía sólo dieciseis años, confundía el mal con el bien, y aunque en el fondo sentía que me estaba destruyendo, no lograba salir; en este punto era ya prisionero y esclavo."
*"Era esclavo del mal y me perdí en la ilusiòn del dinero. Enseguida me encontré sólo y abandonado, con todos mis proyectos desvanecidos, nadie más creía en mí. Hoy puedo decir que bendigo ese momento de fracaso total, porque ha sido para mí un bien: tocar fondo me obligó a levantar el auricular del teléfono y pedirle ayuda a un amigo de la familia que conocía la Comunidad Cenáculo. Era una persona destruída, había tratado de quitarme la vida ¡pero aquel día era el domingo de Pentecostés!"
15 de septiembre de 2010.- (Gianluca / Comunidad Cenáculo) Me llamo Gianluca (en la fotografia de la izquierda) y tengo treinta y cuatro años. Antes que nada quiero agradecer a la Comunidad Cenáculo por haberme recibido y amado, porque hoy puedo testimoniar mi resurrecciòn y el infinito amor de Jesús y María.Crecí en una familia que ha tratado de guiarme hacia el camino del cristianismo. Recuerdo que mamá y papá me llevaban siempre a Misa. Seguí asistiendo hasta la Confirmaciòn tratando de escuchar lo que me decían. Pero desde entonces me dieron mucha “libertad” y poco a poco comencé a aprovecharme. Leer más...
viernes, 3 de septiembre de 2010
Evelina: De la bulimia a pedir "a Dios morir y ¡Él me respondió trayéndome a la Comunidad Cenáculo!"
jueves, 19 de agosto de 2010
Daniele, adicto recuperado en la Comunidad Cenáculo: De la droga a los brazos de Dios
"Una de las cosas más extraordinarias que me ha dado la Comunidad es la fe en Dios: ha transformado mi grito de desesperación y de tristeza, en fe y esperanza de que hay algo bello para cada uno de nosotros. He descubierto un Dios misericordioso a través de los chicos que están a mi lado y las personas que he encontrado, que perdonan mis errores y mi pobreza"
19 de agosto de 2010.- (Daniele / Comunidad Cenáculo) Me llamo Daniele y tengo treinta y un años. Soy un chico que ha hecho mucho daño, tanto a mí mismo como a los que me rodeaban. He vivido muchos años en la ilusión de la droga, en el egoísmo, en la soledad, siempre a la búsqueda de “algo más”. Estaba habituado a hacer todo lo que quería. Hoy veo que fui esclavo del mal aún antes de encontrar a la droga, por aquella necesidad de emociones fuertes, de algo que me hiciera escapar de la fatiga y de los sufrimientos de la vida. Leer más...
sábado, 17 de abril de 2010
Juan, Gregory, Michael y Nicola: recuperados por Cristo de las tinieblas de las drogas y de la vida en la Comunidad Cenáculo
Explican en este vídeo testimonial de 76 minutos de duración su proceso de encuentro personal con el Señor en la Comunidad Cenáculo y como cualquier joven puede acudir a hacer una experiencia de recuperación como la que ellos han vivido
sábado, 24 de octubre de 2009
Henri, joven belga de 30 años, recuperado por el Señor de su drogadicción en la Comunidad Cenáculo
viernes, 28 de agosto de 2009
El P. Ivan rescatado por Cristo de la droga es sacerdote en la Comunidad Cenáculo
28 de agosto de 2009.- El padre Ivan jamás pensó que el año 2004 llegaría a ser ordenado sacerdote y serviría con Amor en la Comunidad Cenáculo a jóvenes que desean salir de la droga como él lo hizo. Al contrario, estando en la Comunidad Cenáculo, Ivan no tenía ninguna intención de vivir una conversión y mantener un encuentro personal con el Señor, sino que deseaba llevar a cabo otros proyectos en su vida . Como cuenta el mismo vivió por mucho tiempo, cerca de diez años, prisionero de la droga, en la soledad, en la marginación, inmerso en el mal. Comenzó a consumir marihuana cuando tenía sólo quince años. Todo empezó con su rebelión contra todo y contra todos...Ahora da testimonio que Cristo le resucitó saliendole al encuentro y le cambio la vida para siempre. Este es su testimonio contado en primera persona. Leer más...
Konrad, polaco de 23 años: "En la Comunidad Cenáculo he aprendido a pedir perdón y a levantarme"
-"La oración diaria me da paz y lucidez para ver mi vida con los ojos de Cristo"
28 de agosto de 2009.-La historia de Konrad es una historia de desesperación que se ha convertido en testimonio de esperanza. No se trata de un caso aislado, sino del recorrido humano y cristiano que la Comunidad del Cenáculo, fundada en 1983 por la religiosa italiana Elvira Petrozzi, propone a los jóvenes drogadictos a través de la oración, la amistad y el trabajo. Konrad lleva cuatro años y medio en la comunidad. Leer más...
sábado, 13 de junio de 2009
Me llamo Lena y estoy extra-feliz de haber descubierto que ¡mi vida es un don precioso y que vale más que cualquier otra cosa en el mundo!
¡Gracias a la Comunidad he “tocado” el amor verdadero que es la vida de Jesús entregada gratuitamente y para siempre por nosotros!
¡Con Dios en el corazón cada día es una novedad, porque Él da sabor a todo!
¡Y yo quiero seguirlo!
sábado, 5 de julio de 2008
El viaje de la esperanza continúa / Autora: Madre Elvira, fundadora de la Comunidad Cenáculo
Esta fe en Él ha tenido encendida en nosotros la llama de la esperanza viva, que se ha vuelto servicio a través de pequeños gestos de acogida y de amor cotidianos. Hoy este amor es visible a todos los que contemplan asombrados con nosotros el milagro vivo de la resurrección, que se da en las vidas de los jóvenes que la Comunidad recibe: no podemos negar más que el resucitado está vivo en medio de nosotros, porque es Él que nos hace renacer cotidianamente.
Su amor se extiende y se dona gratuitamente a todos los hombres, nos protege, nos defiende, se sumerge en nuestra vida hecha de bien y de mal, de salud y enfermedad, de fuerza y de debilidad, de fe y de ateísmo… nuestro Dios no pasa por alto a nadie, es un Dios universal que siempre, todos los días y en todas las situaciones, está presente y continúa a inclinarse hacia nosotros. También aquellos que no quieren reconocerlo, que niegan la resurrección, también ellos son abrazados por el sol de Su misericordia que cada día sale sobre buenos y malos, sobre justos e injustos, sobre todos nosotros y que llega también a aquellos que lo rechazan. Él es la ternura infinita que reviste e ilumina todo el mundo, que realza y perdona.
Dios ama más allá de nuestras medidas, es amor infinito que no tiene barreras, es misericordia sin límites que se ha mostrado a nosotros en los gestos de Jesús: nosotros lo hemos escuchado, lo hemos contemplado, lo hemos tocado, lo hemos comido… y ahora deberíamos decir como el apóstol Juan “lo anunciamos a ustedes”.
El ser cristianos debe recorrer nuestra vida desde la cabeza a los pies; en cada gesto, mirada y sentimiento se debe manifestar espontáneamente nuestra pertenencia, nuestro credo. No se es cristiano solo cuando los otros nos piden de serlo, sino siempre!
Nuestra misión de creyentes es anunciar la alegría de aquel encuentro, que ha transformado nuestras vidas a través del amor que se hace don en nosotros con sonrisas que comunican esperanza, con bondad vivida en la gratitud, con el corazón libre de intereses y ambiciones. Estos gestos de bien auténtico permiten a nuestro Dios, que ha tomado sobre sí en Jesús de Nazaret nuestra naturaleza humana, de santificar también nuestra fragilidad haciéndonos capaces de dar la vida y de experimentar así el secreto de la alegría verdadera, aquel céntuplo que Jesús nos ha prometido: la vida es un don de amor que se debe donar! La misericordia de Dios ha iniciado con nosotros un viaje que paso tras paso, se está abriendo con asombro delante de nuestros ojos como una verdadera, original, fascinante y bellísima historia que continúa.
El Señor nos conceda la fidelidad de seguirlo y la alegría de servirlo!
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Fuente: Comunidad Cenáculo
viernes, 13 de junio de 2008
Testimonios de Iván y Mirsa de como el Señor les rescató de la droga
Trabajo y oración para salir de la heroína
L. Moreno/M. Velasco (La Razón)
MEDJUGORJE- Aunque la «Casa Madre» de la Comunidad se encuentra sobre la colina de Saluzzo, una ciudad en la provincia de Cúneo (Piemonte), en el noroeste de Italia, aquí, en Medjugorje, cerca de la colina de las apariciones de la Virgen, cuentan con una de las casas más numerosas, en la que conviven 80 jóvenes adictos a la droga. El alma de la comunidad es Sor Elvira Pettrozi, una religiosa italiana que, sin ninguna formación en psiquiatría o en psicología, fundó en 1983 la primera casa de acogida y ha conseguido liberar a cientos de jóvenes drogadictos de su adicción. Trabajo, oración y amistad verdadera es lo que consigue sacar a estos jóvenes de la desesperación, la tristeza y la dependencia. Un horario muy estricto, trabajo y oración: ése es el secreto de sor Elvira.
Uno de estos jóvenes es Iván, que llegó a la comunidad huyendo de la Policía: «Fuera de aquí yo era un esclavo. Tenía mucho dinero y, cuando empezó la guerra, como me daban dinero en casa, me sentía superior a los demás. No estaba a acostumbrado a esforzarme, me hacía muchas preguntas y busqué las respuestas en lugares equivocados, hasta que la heroína fue la respuesta a todo», recuerda.
«No sabía vivir»
«Llegué drogado. Pero nadie me preguntó nada, ni qué drogas había tomado, ni si había matado a alguien, ni de qué religión era. Nadie me juzgó. Sin embargo, todos me abrazaron», recuerda conmovido.
«Cuando llevaba aquí tres meses, me mandaron como trabajo ordeñar dos vacas, a las cuatro y media de la mañana. La primera noche no dormí. Si me quedaba dormido no habría leche para el desayuno, ¡y 80 ex-drogadictos me matarían! Al darme ese trabajo, entendí que confiaban en mí y entonces empecé a mejorar», prosigue Iván.
«Cuando entré me pusieron un ángel (cuidador), que era pesadísimo. Me decía por favor y gracias. Yo no estaba acostumbrado a eso y me ponía enfermo. Dormía en la litera encima de la mía, y hasta venía al cuarto de baño y llamaba a la puerta si tardaba para ver si estaba bien. Comprendí que el problema no era la droga: era que yo no sabía vivir. Aquí he aprendido a vivir. ¡Cristo es el Maestro que te enseña a vivir! El Señor nos ha dado otra oportunidad, ¡...a nosotros!», recalca Iván.
Mirsa, otro joven toxicómano reincidente, llegó a la comunidad cuando apenas tenía 16 años. «Empecé a drogarme muy joven. Mi vida era unos amigos que en realidad eran mis peores enemigos; una novia a la que nunca amé; la heroína y la música. Cuando llegué, yo ya había probado de todo; me había desintoxicado incluso durante dos meses, pero siempre volvía. Aquí me aceptaron como era. Desde que he entrado en la comunidad no he vuelto a pensar en drogarme», asegura Mirsa. «No tenemos chicas, ni tabaco, ni drogas, pero yo he vuelto a la vida. Estaba muerto, pero me han rescatado», asegura.
La fuerza de la oración
La comunidad del Cenáculo propone a los jóvenes que acoge un estilo de vida simple, familiar y disciplinado, basado en el redescubrimiento de la oración y del trabajo («ora et labora»). Una vida de amistad verdadera, sacrificio y fe en Jesús. La espiritualidad de la comunidad es profundamente eucarística y mariana. Se alternan en la jornada momentos de oración (rosario, adoración eucarística, liturgia de las horas) con momentos de trabajo y de ocio. Todo ello compartiendo la vida delante de la Palabra de Dios y de los hermanos. Sor Elvira está convencida de que la vida cristiana, en su simplicidad y plenitud, es la respuesta a toda inquietud del corazón y que el encuentro con Dios hace renacer el hombre a toda esperanza.
miércoles, 11 de junio de 2008
Testimonio: "Dios ha dado mucho, justamente porque no pretendiamos nada" / Autora: Madre Elvira, fundadora de la Comunidad Cenáculo
Cuando a nuestros jóvenes les piden que hablen de la Comunidad comienzan a hablar de su propia vida: de las tinieblas a la Luz. Es lo que voy a hacer yo.
Deseo contarles sobre la Misericordia de Dios en mi familia cuando yo era pequeña, en los años ’40. Durante la guerra mi papá fue llamado al frente. Nosotros vivíamos en el sur. . . . y tenía que presentarse en Piemonte. Ni siquiera sabíamos qué era el Piemonte. Así es que mi papá le dijo a mi madre que nos íbamos todos con él. Éramos siete niños, llenos de hambre, de frío, de todo lo que no tendría que tener un niño. Pero teníamos una mamá fuerte, capaz de soportar el peso de de todos. ¿Por qué les digo esto? Porque mirando posteriormente mi historia he comprendido que en esos momentos la Misericordia abundaba.
Luego, mi papá se hizo alcohólico, bebía. Nosotros no sabíamos, éramos chicos y veíamos a nuestro padre transformado, nervioso, con rabia. Durante muchos años, mis hermanos, lo juzgaron: “¡Qué padre que tuvimos! ¡Qué familia que éramos!” Se avergonzaban. Hoy, a la Luz de mi encuentro con Dios , cuando los encuentro les digo: “Se avergüenzan de nuestro padre porque no han podido transformar con la fe esas llagas profundas que teníamos en el corazón .” En un momento de mi camino de fe comprendí que en mi vida la Misericordia ya estaba en ese momento, que el Espíritu Santo guiaba a mis padres hacia la fortaleza, en la humillación, porque vivimos muchas humillaciones, mucha marginación.
Nadie quería a los del sur, nos dieron una casa que era casi un gallinero ¡no nos querían en ningún lado porque éramos muchos hijos! Sin embargo hoy, luego de haber encontrado al Señor, leo esta historia con nuevos ojos y eso le propongo a los jóvenes: no avergonzarse de su propia historia porque justamente está sostenida por la Misericordia que la transforma en amor.
Hoy, las llagas sangrantes se volvieron puertas y ventanas abiertas para darle a todos misericordia, amor, justicia, para dar mucho, mucho de mí misma. Hay que vivir la Misericordia en lo concreto de la propia historia para poder expresar: “Lo pude asimilar en mi propia carne.” Reconozco que el Señor fue muy bueno conmigo, desde chica me fue preparando para lo que Él sabía que yo iba a vivir en mi vida…
Me puse de novia con un joven bueno, que me quería, pero en un momento me dije: “Toda la vida solo con este chico, con esta cara, con estas palabras…no. . . jamás podré.” Sentía que mi corazón estaba dilatado al máximo, y en ese momento, en esa elección lo encaucé.Ya habíamos programado tener quince, veinte hijos, pero eran pocos. Veinte hijos ¿y después? ¿Después?
Después la Misericordia me alcanzó en la pobreza, en la humillación. Es una Misericordia que se mezcló con mi carne, con mis sentimientos, con mi amor. Y es por eso que hoy estoy aquí con un “equipo” de jóvenes.Tenemos muchas casas de jóvenes que vienen de todas partes del mundo, sabiendo que la nuestra es una Comunidad exigente. Nuestro amor, que es todo, total, incondicional, es un amor exigente porque ellos deben sentir que les tenemos confianza a pesar de su fragilidad y debilidad. Ellos ya no eran personas, eran pedazos rotos. Pero creo que tienen derecho no a los caramelos para hacerlos sentir bien, sino a la fuerza de una propuesta educativa.
En cuanto llegan, lo primero que les enseñamos – para no engañarlos, pues anteriormente todo fue engaño - es la oración. Afortunadamente, nuestros obispos, cada vez que abro una Comunidad, cuando de rodillas les pido que nos den la Eucaristía, siempre han dicho que sí. Nuestras capillas a veces todavía no tienen los bancos, pero ahí vamos, de rodillas, en el piso, día y noche con Jesús Eucaristía. Se hacen turnos, siempre con Jesús: y somos felices. No tenemos nada… ¿no tenemos nada?
¡Tenemos todo! Pero no hemos aceptado el dinero del Estado sino que hemos creído en el amor de Dios Padre. También creímos en el amor del hombre y, en efecto, a nosotros no nos falta nada porque todo se vuelve Providencia y nosotros la podemos contemplar en las personas que llegan. Los jóvenes desean comer una buena pasta y no hay salsa de tomate, quince minutos antes de la comida llega una señora con el marido y descargan una gran cantidad de “pumarola”. ¡Así es todo, todo!!
En veinticinco años que hace que recibimos a estos jóvenes, jamás fui a hacer las compras. Cuando algo falta, falta: lo echamos de menos pero así experimentamos que no son las cosas las que nos hacen felices, sino la amistad, la paz…
Comencé con mi historia desde que era niña porque quiero que cuando estemos tristes, o todavía no hayamos abrazado al papá o a la mamá, lo digo sobretodo por ustedes, chicos y chicas de la Comunidad: “Aprendamos a perdonar, a perdonar a nuestros padres por cualquier equivocación que hayan tenido. Ellos fueron más castigados que nosotros cuando eran chicos.”Luego de estar un tiempo en la Comunidad, nuestros jóvenes van a su casa para hacer la verífica. Yo siempre les digo: “Cuando veas a tu padre, desde lejos, corre, corre, corre hacia él y abrázalo. Y mientras lo abrazas, debes contar, sin soltarlo, hasta siete.” Y verás que tu papá llora: ¡todos se ponen a llorar! Ya no podemos decirle “¡Hola, papá! “ e irnos.
¿ Quieres detenerte un momento? Porque tu papá debe hacer memoria y recordar que cuando eras pequeña o pequeño, no te quiso, no dialogó, ni te miraba. En un punto cuando el hijo lo abraza, el “hijo pródigo” es realmente el padre, quien se da cuenta de que es padre. Estos jóvenes que hoy están rebosantes de oración, de compasión, de amor, nunca más pueden tener un gesto que no entre en el corazón, en sus vísceras , en las de sus padres. Cuando regresan de la verifica me dicen: “Elvira, en cuanto lo vi a mi papá me dije, si no voy ahora no voy más.” Se puso a correr, abrazó al papá hasta que los dos se confundieron en el llanto.
Debemos ser más humanos, más amantes del amor. El amor es vida, gestos concretos, sacrificio, humillaciones, a veces hambre: primero hay que vivirlo y luego entregarlo a todos. Dios es amor y nosotros elegimos a Dios. Más bien, es Él quien nos eligió ¡y estamos felicísimos de haberlo encontrado!(. . .)¿Cómo se hace para vivir con jóvenes que vienen de tantas experiencias del mal? El cómo siempre es difícil pero hay Alguien que te lo va enseñando por dentro. Cada minuto es una novedad, también para nuestros jóvenes. ¿Cómo se hace para reprenderlos, amarlos, abrazarlos, castigarlos, sonreírles y jugar con ellos? Son todos momentos de amor.
Pero recordé lo que una vez aprendí en mi infancia. Tenía una madre santa, exigente. Especialmente recuerdo una oración que ella decía todos los días y varias veces al día: “¡Santa Cruz de Dios , no nos abandones!” Ella lo decía en su dialecto del sur, yo soy del sur, de Sora, cerca de Frosinone.Mi padre muchas veces perdía su trabajo porque faltaba, pero ella no le pedía al Señor un nuevo trabajo para su marido, ¡no!! : ¡La Cruz! Ella amó la cruz, la abrazó.. Por eso les he propuesto a los jóvenes el encuentro con la Cruz de Jesús, con el crucifijo…
¿Cómo hice para vivir con los jóvenes? No fui yo a vivir con ellos sino que fue la Misericordia: ese rostro del Padre que se empeña en hacer florecer la misericordia junto a la miseria. Ellos llegan ya sin más dignidad, sin más rostro, sin más palabras, sin más esperanza . Vienen y confían: no sé cómo hacen para confiar pero confían, también para mí es un milagro. Y nosotros les proponemos el “camino” de la oración, de la fe viviéndola junto a ellos, porque los jóvenes hoy no necesitan tantas palabras sino vida. A los jóvenes las cosas le entran por los ojos, no más por los oídos: entienden con los ojos porque mira, observan si nosotros no hacemos lo que decimos. La coherencia , con ellos es muy importante la coherencia. . .
Comenzamos durmiendo en el piso, porque no había nada en esa villa que nos habían dado en comodato. Pero nunca pensé en eso: ¡teníamos de más! Cuando no teníamos nada más, ¡había de más! Porque había de más solidaridad, amor, sonrisas, había de más lágrimas a veces, pero no importa, la vida es así: con luces y sombras, hecha de coraje y de miedo, de fortaleza y de debilidad, y nosotros se la enseñamos tal cual es, también a través de nuestra vida.Ahora debo agradecer a la Virgen, que luego de algunos años nos mandó sacerdotes, seminaristas, hermanas consagradas que ya están en las distintas misiones. Yo no pensaba en todo esto, pero Dios ha dado mucho, justamente porque no pretendíamos nada ha dado todo para que se lo donemos a los demás.
Gracias por haberme escuchado.
Cardenal Schonborn: “Una vez le pregunté a Madre Elvira: ¿Pero, cómo se hace para abrazar la Cruz? Espontáneamente ella me respondió: abrazando el crucifijo.”
Madre Elvira: “Es verdad, no les propuse la cruz sino que les dije a ellos: “abracemos el crucifijo”. Abrazándolo nos volvemos más fuertes en nuestras cruces. Abrazándolo , también sentimos los clavos. La cruz sin Jesús es un oprobio. Nosotros abrazamos al Salvador, El que nos ha salvado en esa cruz victoriosa.”
El viaje de la esperanza continúa / Autora: Madre Elvira, fundadora de la Comunidad Cenáculo
Esta fe en Él ha tenido encendida en nosotros la llama de la esperanza viva, que se ha vuelto servicio a través de pequeños gestos de acogida y de amor cotidianos. Hoy este amor es visible a todos los que contemplan asombrados con nosotros el milagro vivo de la resurrección, que se da en las vidas de los jóvenes que la Comunidad recibe: no podemos negar más que el resucitado está vivo en medio de nosotros, porque es Él que nos hace renacer cotidianamente.
Su amor se extiende y se dona gratuitamente a todos los hombres, nos protege, nos defiende, se sumerge en nuestra vida hecha de bien y de mal, de salud y enfermedad, de fuerza y de debilidad, de fe y de ateísmo… nuestro Dios no pasa por alto a nadie, es un Dios universal que siempre, todos los días y en todas las situaciones, está presente y continúa a inclinarse hacia nosotros. También aquellos que no quieren reconocerlo, que niegan la resurrección, también ellos son abrazados por el sol de Su misericordia que cada día sale sobre buenos y malos, sobre justos e injustos, sobre todos nosotros y que llega también a aquellos que lo rechazan. Él es la ternura infinita que reviste e ilumina todo el mundo, que realza y perdona.
Dios ama más allá de nuestras medidas, es amor infinito que no tiene barreras, es misericordia sin límites que se ha mostrado a nosotros en los gestos de Jesús: nosotros lo hemos escuchado, lo hemos contemplado, lo hemos tocado, lo hemos comido… y ahora deberíamos decir como el apóstol Juan “lo anunciamos a ustedes”.
El ser cristianos debe recorrer nuestra vida desde la cabeza a los pies; en cada gesto, mirada y sentimiento se debe manifestar espontáneamente nuestra pertenencia, nuestro credo. No se es cristiano solo cuando los otros nos piden de serlo, sino siempre!
Nuestra misión de creyentes es anunciar la alegría de aquel encuentro, que ha transformado nuestras vidas a través del amor que se hace don en nosotros con sonrisas que comunican esperanza, con bondad vivida en la gratitud, con el corazón libre de intereses y ambiciones. Estos gestos de bien auténtico permiten a nuestro Dios, que ha tomado sobre sí en Jesús de Nazaret nuestra naturaleza humana, de santificar también nuestra fragilidad haciéndonos capaces de dar la vida y de experimentar así el secreto de la alegría verdadera, aquel céntuplo que Jesús nos ha prometido: la vida es un don de amor que se debe donar! La misericordia de Dios ha iniciado con nosotros un viaje que paso tras paso, se está abriendo con asombro delante de nuestros ojos como una verdadera, original, fascinante y bellísima historia que continúa.
El Señor nos conceda la fidelidad de seguirlo y la alegría de servirlo.
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Fuente: Comunidad Cenáculo