* «Empecé mi vida espiritual, a frecuentar los ejercicios espirituales de San Ignacio y a hacer un trabajo de mucho sufrimiento pero también de mucha ilusión, porque sabía que había encontrado la verdad»
Dios es Amor.Hacernos participes de ese Amor no es una cuestión menor. Se necesita tiempo de escucha y de silencio interior.Sólo una escucha diaria y comprometida nos irá conduciendo en nuestro crecimiento personal en el Amor de Dios. Por eso este blog, sencillamente quiere compartir nuestra experiencia cotidiana de escucha de la voluntad de Dios para cada momento de la vida y de aquellos hechos que nos preocupan, conmueven y nos hacen clamar a Dios por mediación de Jesucristo, el Señor.
Evangelio: San Juan 8, 1-11:
En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.
Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron:
«Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?».
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo.
Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.
Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
«El que esté sin pecado, que tire la primera piedra».
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.
Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos.
Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante.
Jesús se incorporó y le preguntó:
«Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?».
Ella contestó:
«Ninguno, Señor».
Jesús dijo:
«Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».
* «San José, padre terrenal del Dios hecho niño. Trabajador y providente de la Sagrada Familia de Nazaret… confiamos en aquellas palabras de Santa Teresa de Ávila: " no recuerdo nada que haya suplicado a San José que no me haya sido dada". Ponemos nuestras vidas en tus manos providentes»
Garry empezó a temblar violentamente, se cayó de bruces y enseguida perdió la consciencia. Los técnicos de emergencias médicas creyeron que podía haber sufrido un derrame cerebral y lo llevaron de urgencia al Mercy Hospital de Fort Smith (Arkansas, Estados Unidos), donde le ingresaron de inmediato en una sala de reanimación.
* «Recuerdo cuando mi hija tenía ocho años y me decía: ‘no quiero que te mueras’. Yo no podía decirle que no porque qué padre sería si le mintiese. Tuve que decirle: ‘hoy estoy vivo, vamos a disfrutar de hoy, mañana Dios dirá e iremos viendo cada día qué quiere Dios de nosotros’… Pero al final en ese sufrimiento es donde uno se encuentra realmente con Dios y ahí lo he visto. Sigo siendo el mismo gruñón de siempre hago muchas más cosas de manera voluntaria y entregada pensando en el bien de los demás que antes no hacía. Ahora me siento más lleno del amor de Dios. Yo no he hecho nada, es Dios quien me ha dado una felicidad que no tenía antes»
El testimonio en vídeo que Sergio Rodríguez Cuadrado ha compartido con los antiguos alumnos de la Universidad Francisco de Vitoria, en la que él mismo estudió Administración y Dirección de Empresas
Camino Católico.- Sergio Rodríguez Cuadrado vive agradecido porque sabe que todo es un regalo. El tiempo que ahora disfruta con su mujer, sus cinco hijos, sus familiares, amigos y los hermanos con los que vive la fe en el Camino Neocatecumenal en Madrid es pura gracia pues no una vez sino dos ha vencido a linfomas no curables para los que le habían dado un tiempo máximo de vida.
Ahora este padre de familia relata su testimonio, echa la vista atrás y ve como Dios ha actuado en su vida no sólo al poder curarse de dos cánceres sino sobre todo a haberlos podido pasar desde la fe, que es lo que junto a los médicos le mantuvo con vida.
Evangelio: San Juan 12, 20-33:
En aquel tiempo, entre los que habían venido a celebrar la fiesta había algunos griegos; éstos, acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban:
«Señor, queremos ver a Jesús».
Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús.
Jesús les contestó:
«Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre.
En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo honrará.
Ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré?: Padre, líbrame de esta hora. Pero si por esto he venido, para esta hora. Padre, glorifica tu nombre».
Entonces vino una voz del cielo:
«Lo he glorificado y volveré a glorificarlo».
La gente que estaba allí y lo oyó, decía que había sido un trueno; otros decían que le había hablado un ángel.
Jesús tomó la palabra y dijo:
«Esta voz no ha venido por mí, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra atraeré a todos hacia mí».
Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir.
La predicación se centra en que la misión debe ser precedida de la oración por qué debemos conocer antes de actuar lo que Dios nos pide para cumplir su voluntad, teniendo en cuenta que como dice Jesús en el evangelio: “Sin mí no podéis hacer nada”. El padre Jacques Philippe considera que la oración es la primera misión de todo cristiano y que hay muchas personas que no pueden evangelizar por sus limitaciones pero que sí pueden tener como misión la oración de intercesión por el mundo entero.
Evangelio: San Juan 7, 40-53:
En aquel tiempo, algunos de entre la gente, que habían oído los discursos de Jesús, decían:
«Este es de verdad el profeta».
Otros decían:
«Este es el Mesías».
Pero otros decían:
«¿Es que de Galilea va a venir el Mesías? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David, y de Belén, el pueblo de David?».
Y así surgió entre la gente una discordia por su causa.
Algunos querían prenderlo, pero nadie le puso la mano encima.
Los guardias del templo acudieron a los sumos sacerdotes y fariseos, y éstos les dijeron:
«¿Por qué no lo habéis traído?».
Los guardias respondieron:
«Jamás ha hablado nadie como ese hombre».
Los fariseos les replicaron:
«¿También vosotros os habéis dejado embaucar? ¿Hay algún jefe o fariseo que haya creído en él? Esa gente que no entiende de la Ley son unos malditos».
Nicodemo, el que había ido en otro tiempo a visitarlo y que era fariseo, les dijo:
«¿Acaso nuestra ley permite juzgar a nadie sin escucharlo primero y averiguar lo que ha hecho?».
Ellos le replicaron:
«¿También tú eres galileo? Estudia y verás que de Galilea no salen profetas».
Y se volvieron cada uno a su casa.
Evangelio: San Juan 7, 1-2. 10. 25-30:
En aquel tiempo, recorría Jesús la Galilea, pues no quería andar por Judea porque los judíos trataban de matarlo. Se acercaba la fiesta judía de las tiendas.
Después que sus hermanos se hubieron marchado a la fiesta, entonces subió él también, no abiertamente, sino a escondidas.
Entonces algunos que eran de Jerusalén dijeron:
«¿No es éste el que intentan matar? Pues mirad cómo habla abiertamente, y no le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que éste es el Mesías? Pero este sabemos de dónde viene, mientras que el Mesías, cuando llegue, nadie sabrá de dónde viene».
Entonces Jesús, mientras enseñaba en el templo, gritó:
«A mí me conocéis, y conocéis de dónde vengo. Sin embargo, yo no vengo por mi cuenta, sino que el Verdadero es el que me envía; a ese vosotros no lo conocéis; yo lo conozco, porque procedo de él y él me ha enviado».
Entonces intentaban agarrarlo; pero nadie le pudo echar mano, porque todavía no había llegado su hora.