“En febrero de 2008, mi médico tratante me invitó a una peregrinación diocesana del 3 al 7 de julio (…) Nunca había estado en Lourdes y ya enferma iba para allá con la alegría de todos los peregrinos, ya que ese año celebramos los 150 años de las apariciones de la Virgen María. En la gruta sentí la presencia misteriosa de María y de la pequeña Bernardita. Yo no pedí la curación, sino la conversión del corazón y la fuerza de proseguir mi camino”
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*COMENTARIO:* Padre, ¿no hay palabras de más consuelo para esa pregunta de
la tristeza?
*RESPUESTA MÍA:* La respuesta es que Dios es la alegría y la f...
Hace 2 meses