* «A veces incluso siento que no es mi conocimiento ni mi sabiduría, sino que el Espíritu Santo me está diciendo algo. Esto pasa sobre todo cuando diagnostico a un paciente, me pregunto qué podrá estar padeciendo y no sé qué hacer, hasta que de repente recuerdo algo… Siento que no soy yo, sino que Él dirige la conversación… La gente habla mucho de las enfermedades, la muerte, sus problemas y patologías diversas. De hecho, me encuentro con tantas patologías en mi consulta como nunca antes había visto. A veces me quita las fuerzas. Y por eso me alegro de tener a Dios, porque sin Él no podría hacerlo. Es Él quien me da nueva motivación para seguir trabajando y que, a pesar de estar agobiada por tantos pensamientos negativos, pueda sobrellevar la situación»
Comentarios de mi blog en Youtube
-
*COMENTARIO:* Padre, ¿no hay palabras de más consuelo para esa pregunta de
la tristeza?
*RESPUESTA MÍA:* La respuesta es que Dios es la alegría y la f...
Hace 3 meses