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Bienvenido a Escuchar y a Dar

Este blog, no pretende ser un diario de sus autores. Deseamos que sea algo vivo y comunitario. Queremos mostrar cómo Dios alimenta y hace crecer su Reino en todo el mundo.

Aquí encontrarás textos de todo tipo de sensibilidades y movimientos de la Iglesia Católica. Tampoco estamos cerrados a compartir la creencia en el Dios único Creador de forma ecuménica. Más que debatir y polemizar queremos Escuchar la voluntad de Dios y Dar a los demás, sabiendo que todos formamos un sólo cuerpo.

La evangelización debe estar centrada en impulsar a las personas a tener una experiencia real del Amor de Dios. Por eso pedimos a cualquiera que visite esta página haga propuestas de textos, testimonios, actos, webs, blogs... Mientras todo esté hecho en el respeto del Amor del Evangelio y la comunión que siempre suscita el Espíritu Santo, todo será públicado. Podéís usar los comentarios pero para aparecer como texto central enviad vuestras propuestas al correo electrónico:

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Oremos todos para que la sabiduría de Jesús Resucitado presida estas páginas y nos bendiga abundamente.

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jueves, 31 de enero de 2008

Día 1 de febrero / Buenos días, Señor: Oración para ser transformados interiormente

Día 1 de febrero / Tienes un mensaje: Evangelio y reflexión para hoy

Testimonio de Gloría Polo, madre de familia, atravesada por un rayo y curada por el Señor

PARTE 1

PARTE 2

PARTE 3

PARTE 4

PARTE 5

PARTE 6

PARTE 7

PARTE 8

PARTE 9

PARTE 10

PARTE 11

PARTE 12

"SON BY FOUR" ahora son Católicos de verdad

CONVERSIÓN

Tomad y Comed

¿Que los llevó a dejarlo "todo"?

Confírmame

Aqui esta el Cordero

La fe de María

Hanns: dios fumo marihuana conmigo, ¡Yo lo vi!

PARTE 1

PARTE 2

PARTE 3

PARTE 4

PARTE 5

PARTE 6

Las interpretraciones de Hermana Glenda

Tu me has seducido

Si no conocieras el don de Dios

Alianza De Amor Entre Tu Y Yo

Tengo sed de ti

Sólo hay una cosa importante

Jesus toma mi barro y hazme de nuevo

Salmo 83


De Pastor Evangélico Pentecostal a Ferviente Católico

PARTE 1

PARTE 2

PARTE 3

PARTE 4

PARTE 5

PARTE 6

PARTE 7

PARTE 8

Godspeed - La llamada de Dios / La pelicula

Una película que relata el discernimiento de la vocación de un joven español, Diego Lalanda, que recuerda aquel verano en el que conoció el sentido de su vida. Con la ayuda del párroco del pueblo, el Padre Jaime, y rodeado de sus amigos Luis y Rafa, Diego descubre su vocación sacerdotal.

PARTE 1

PARTE 2

PARTE 3

PARTE 4

PARTE 5

Testimonio Místico de Catia RIvas / La Misa es el Cielo en la Tierra

Testimonio Místico de Catia RIvas, mística católica quien en esta oportunidad nos narra un acontecimento extraordianrio tal como ella lo experimento , Guiada de la Mano de nuestra Madre Santísima, Catia puede ver todo lo que sucede detras de Misa , eso que nuestros ojos no pueden ver pero que es real , ella ve a los Angeles descendiendo . al mismo Jesus en la persona del sacerdote.

PARTE 1

PARTE 2

PARTE 3

PARTE 4

PARTE 5

PARTE 6

PARTE 7

PARTE 8

PARTE 9

PARTE 10

Claretianos celebran 200 años de nacimiento de su fundador

Dr. Ricardo Castañón:" ¡Yo era ateo! La ciencia prueba lo que enseña Iglesia "


Conferencia del Dr. Ricardo Castañón, cientifico (ex ateo) neuropsicólogo especializado en el comportamiento humano.
PARTE 1

PARTE 2

PARTE 3

PARTE 4

PARTE 5

PARTE 6

PARTE 7

PARTE 8

PARTE 9

Lo que preocupa a los abortistas: una pro-vida se infiltra en sus filas

Temas como el dolor del feto o los sonogramas dañan al sector, ahora proponen hablar del aborto como "un bien social".

El número de octubre del The Interim Newspaper recoge la historia de Samantha Singson, una activista provida que se infiltró en una actividad de la pro-aborto National Organization of Women.

El evento consistía en una charla de la periodista Eleanor Bader, activista pro-aborto, autora de un libro sobre “terrorismo anti-aborto”. Esta periodista, a su vez, había asistido a una gran convención provida en junio (organizada por el National Right To Life Commitee).

La periodista daba su charla en un salón de paredes “virulentamente púrpuras”, con carteles de “Mantengan legal el aborto” y cuencos repartidos al azar llenos de condones.

El público, activistas pro-aborto y feministas radicales, consistía en su mayoría en mujeres de más de 40 años.

La conferenciante, Eleanor Bader, empezó diciento: “¡Gente! Los del otro bando no son un grupo marginal de chalados.” La periodista contó como se había apuntado a una convención pro-vida con un nombre falso.

“Tal como lo explicaba, parecía un episodio del National Geographic, y los pro-vida eran una nueva y exótica especie cuyos hábitos había que estudiar”, - explica Samantha Singson.

Con voz de sorpresa la periodista pro-aborto explicaba que los asistentes eran inteligentes, educados, guapos y articulados. La periodista también expresó su asombro por el nivel de profesionalidad y organización del encuentro, y como ejemplo hizo circular el programa de la convención entre su público, un texto de cien páginas del cual destacó el número de patrocinadores y la cantidad y variedad de temas tratados.

Comparando esta convención con otra que visitó en 1992, la periodista expresó su asombro por la profesionalización del bando pro-vida. Avisó de que los líderes pro-vida no sólo llenan a sus seguidores de retórica, sino que les equipan con información para hacer tareas de lobby, crear organizaciones, hacer campañas políticas y llegar a los jóvenes.

Explicó que al encuentro pro-vida acudieron tres candidatos presidenciales republicanos. Líderes de NOW, al escuchar esto, preguntaron: “¿Cómo es que no conseguimos candidatos presidenciales que vengan a nuestra convención anual?”

Bader se mostró preocupada por el avance de las campañas pro-vida, tanto en los medios como mediante leyes acerca de sonogramas obligatorios, prohibir el aborto por parto parcial, el consentimiento informado o el dolor del feto. Todo esto, en su opinión, “erosionando ROE” (la legislación que abrió el aborto libre en EEUU).

La periodista pro-aborto pedía una reacción inteligente. Por ejemplo, la asociación abortista NARAL (National Abortion Righs Action League) ya no usa más la palabra “aborto”: “Parte de lo que tenemos que hacer es hablar del bien social que representa el aborto, decir que es un bien moral y un bien social”.

Parece que en España la patronal ACAI ha recibido esta consigna y con su huelga intentan convencer a la sociedad de que su negocio es un bien social y moral.

Mientras en España aún casi todos los defensores del aborto dicen que es algo malo pero necesario, la periodista Bader decía con entusiasmo: “¡Se llama aborto y es bueno!”

Samantha explica como una sesentañera de pelo azul se giró hacia ella y le dijo: “¿Podrías imaginarte ser un topo en un encuentro así? ¿No te parece fascinante?” “¡Fascinante!” – respondió la activista provida de incógnito.

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Fuente: Forum Libertas

Exposición ecuménica mundial de Biblias en Roma

El arte de acompañar al encuentro con la muerte

Benedicto XVI ilustra el papel de la ciencia

Primera visita ad limina de los obispos greco-católicos de Ucrania desde

Falleció el P. Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo


MÉXICO DF,(ACI).- Los Legionarios de Cristo y el Movimiento Regnum Christi informaron que su fundador, el Padre Marcial Maciel Degollado, L.C. falleció el día 30 de enero de 2008 a la edad de 87 años, en los Estados Unidos de Norteamérica, por causas naturales.

“El Padre Maciel transmitió al Padre Álvaro Corcuera, director general de la congregación, su deseo de que su funeral se llevara a cabo en un clima de oración, de forma sencilla y privada”, señala un comunicado oficial divulgado por la congregación.

En el texto, “comparten con dolor la pérdida de su querido padre fundador que fue instrumento de Dios para dar inicio a esta obra al servicio de la Iglesia y de la sociedad. Deja como legado la congregación de los Legionarios de Cristo y el movimiento de apostolado Regnum Christi, presente en cerca de 40 países del mundo”.

“La Legión de Cristo y el Movimiento Regnum Christi piden oraciones por el eterno descanso de su alma y agradecen encarecidamente todas las condolencias, las muestras de aprecio y cariño”, agrega el texto.

En un mensaje enviado a los miembros del Movimiento Regnum Christi, el Padre Corcuera señaló que “lo que todos queremos ahora es el silencio que contempla y agradece, sufre y confía con el gozo del que cree y espera, en medio del dolor que no se puede comunicar con palabras. Unámonos a la Santísima Virgen; Ella guiará nuestras mentes hacia las profundidades del misterio que nos envuelve, y nos llenará siempre de su paz. Expresamente Nuestro Padre me había pedido que, en el momento de su muerte, le acompañase una imagen de la Virgen de Guadalupe, a quien siempre tuvo como Madre fiel y amorosa. Que Ella nos ayude a continuar nuestra misión de servicio total a la Iglesia Católica que tanto amamos, en una adhesión plena y filial al Santo Padre”.

Su vida

Marcial Maciel nació en Cotija de la Paz, (Michoacán, México) el 10 de marzo de 1920. Su madre, Maura Degollado Guízar, era sobrina de San Rafael Guízar y Valencia e inculcó a sus hijos la piedad y la caridad cristianas, educándolos a salir al paso de las necesidades materiales y espirituales de los demás.

Cuando estaba para cumplir siete años, llegó a su pueblo el movimiento cristero, un alzamiento armado de católicos en defensa de la libertad religiosa. La inseguridad de la época movió a la familia Maciel a trasladarse a Jamay (Jalisco) y Zamora (Michoacán), donde Marcial recibiría clandestinamente su primera comunión.

A los quince años, predominando todavía un ambiente hostil hacia la Iglesia, ingresó en el seminario que su tío abuelo San Rafael, Obispo de Veracruz, tenía operando clandestinamente en la Ciudad de México.

Con la bendición del entonces Obispo de Cuernavaca, Mons. Francisco González Arias, se estableció el 3 de enero de 1941 una comunidad a modo de seminario menor, constituida por trece adolescentes y el joven fundador de 20 años.

El 26 de noviembre de 1944, Marcial Maciel fue ordenado sacerdote en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en Ciudad de México.

Cuatro años después, el Obispo de Cuernavaca, Mons. Alfonso Espino y Silva, erigió canónicamente la Congregación religiosa de los Misioneros del Sagrado Corazón y de la Virgen de los Dolores, que más tarde se llamaría de los Legionarios de Cristo. Años después fundó el Movimiento Regnum Christi.

Dirigió la congregación durante 64 años y en enero de 2005 no aceptó una ulterior reelección como director general. El Capítulo General eligió al P. Álvaro Corcuera Martínez del Río como su sucesor. El P. Maciel pasó sus últimos años en una vida reservada de oración.

Arzobispo brasileño recuerda drama de sobrina, encontrada abandonada en la calle, para hablar contra el aborto

RÍO DE JANEIRO(ACI).- Durante la presentación de la próxima campaña cuaresmal del Episcopado Brasileño "Fraternidad y Defensa de la Vida", el Arzobispo de Río de Janeiro, Cardenal Eusebio Oscar Scheid, llamó a los católicos a votar solo por quienes se comprometen a defender el derecho a la vida e ilustró la necesidad de proteger la vida contando la hasta ahora desconocida historia de su sobrina.

Durante el evento realizado en la Catedral de Río, el Cardenal Scheid dijo que "al gobierno nunca deberían llegar los promotores de la muerte. Nosotros necesitamos en el Brasil gente viva, no aquellos que van a entrar a aprobar la despenalización del aborto".

"La política tiene que defender la vida, jamás atacarla, mucho menos agredirla con leyes que van contra la misma naturaleza", agregó el Arzobispo.

El Cardenal recordó el caso de la diputada abortista Jandira Feghali que en las elecciones pasadas buscaba un puesto en el Senado y que perdió pese a tener una ventaja de 28 por ciento en las encuestas.

"Ustedes recordarán el caso de la célebre diputada, que la última vez perdió pese al 28 por ciento de ventaja en las encuestas, porque simplemente, siendo médica, solo quería matar niños", dijo el Cardenal Scheid.

"Normalmente –agregó el Purpurado– la vida nace como fruto del amor. Pero puede, por desgracia, por accidente, por abuso, nacer de un acto malo, de la brutalidad, de la agresión… aún así, esa vida es única y preciosa y no puede ser destruida".

El Cardenal Scheid compartió entonces el caso de su sobrina y ahijada Aline, hoy de 10 años. "Aline, después de nacer, fue abandonada en el cruce de dos avenidas en Río Grande do Sul. Salvada por una pareja de enamorados, fue adoptada por mi sobrina".

"No conozco la historia de la madre de mi querida Aline. No podemos juzgarla por esta decisión grave de dejar a su hija en la vera del camino, pero ciertamente se trataba de una mujer desprotegida", dijo el Cardenal.

"Por esto –agregó– no basta con defender el derecho a la vida de los niños. Cuando defendemos la vida, especialmente de los no nacidos, también tenemos que tomar decisiones prácticas para ayudar a las mujeres embarazadas que no saben cómo hacer para conservar a su hijo".

El Arzobispo de Río concluyó señalando que, al llamar a votar en contra del aborto, "soy conciente del peso de mi voz como Pastor. Pero estoy hablando en nombre de una mayoría de madres, de padres, de líderes del país", concluyó.

Kenia al borde de la guerra civil

La Sociedad Bíblica presenta sus proyectos en el Vaticano

No hay edad para ser cardenal

“Sí, Quiero”

La Presentación de Jesús en el Templo

PARTE 1

PARTE 2

Día 31 / Tienes un mensaje: Evangelio y reflexión para hoy

Día 31 / Buenos días, Señor: Oración para ser luz del mundo

Casi listo monumento en honor a Juan Pablo II en Cuba

miércoles, 30 de enero de 2008

P. Werenfried Van Straaten

Sobre los milagros

PARTE 1

PARTE 2

PARTE 3

Una parroquia que no es misionera pierde su esencia

Y TE VOY ADORAR / Alfareros

VIDEO 35MM ALFAREROS NEW ALBUM
GRABADO EN MIAMI 2008
DIRECTOR GUSTAVO CAMACHO
GUS FILMS

Periodista católico checo salvó de morir a cientos de judíos

Joven misionero en Burundi: “Debemos conseguir llevar a Cristo a nuestra vida, no sólo dejarlo en la iglesia”

(VERITAS) Ha dejado su trabajo en una empresa de organización de eventos, entre ellos la boda de los príncipes Felipe y Letizia, para pasar un año en Burundi, donde está participando en diversos proyectos. A sus 25 años, Joaquín Zuazo, ha pasado de proyectar sus ideales marxistas en la atención a enfermos en Madrid a una “acción social desde la fe, mucho más próxima y afectiva”.

Zuazo afirma que en Burundi “ve que hay mucha gente que cuando sale de la iglesia, deja a Dios ahí; no de una manera tan exagerada como nos pasa en España, pero aquí también pasa; por eso, en parte, nuestra misión como cristianos es conseguir llevar a Cristo a nuestra vida, no sólo dejarlo en la iglesia”.

Una primera experiencia de dos meses en el país africano, llevó al joven madrileño a profundizar su relación con Dios. “No es fácil dejar todo lo que uno deja en su tierra: familia, amigos... pero todo el esfuerzo vale la pena”, afirma en la siguiente entrevista concedida a Veritas. Aunque no se siente “la persona más preparada y válida para este trabajo, espero que Dios jamás me abandone, que siempre le sienta cerca de mí, aunque el camino sea difícil”.

“Lo que más me ha conducido a Dios, ha sido María, desde su Santuario de Schoenstatt –afirma-. Pero la acción social ha cobrado un sentido mucho más amplio, capaz de superar muchas barreras personales, además de ser una ayuda para mucha gente necesitada de cariño y alegría”.

Sobre su presente y su futuro, Zuazo afirma que “éste es un año de reflexión, también, para intentar ver el camino que Dios me marca; los planes los tiene Él, yo solo espero poder seguirlos”.

Caritas Kenia alerta del creciente riesgo de epidemias entre los desplazados

Papa: quien está lejos de Dios está lejos de sí mismo



Benedicto XVI: Fe y razón en san Agustín de Hipona

Intervención en la audiencia general


Publicamos la intervención de Benedicto XVI durante la audiencia general de este miércoles, la tercera que dedica a la figura de san Agustín de Hipona.

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Queridos amigos:

Tras la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos volvemos hoy a retomar la gran figura de san Agustín. Mi querido predecesor Juan Pablo II le dedicó, en 1986, es decir, en el décimo sexto centenario de su conversión, un largo y denso documento, la carta apostólica Augustinum Hipponensem. El mismo Papa quiso definir este texto como «una acción de gracias a Dios por el don que hizo a la Iglesia, y mediante ella a la humanidad entera, gracias a aquella admirable conversión». (Augustinum Hipponensem, 1). Quisiera afrontar el tema de la conversión en una próxima audiencia. Es un tema fundamental no sólo para su vida personal, sino también para la nuestra. El Evangelio del domingo pasado el Señor mismo resumió su predicación con la palabra: «Convertíos». Siguiendo el camino de san Agustín, podremos meditar sobre qué es esta conversión: es algo definitivo, decisivo, pero la decisión fundamental debe desarrollarse, debe realizarse en toda nuestra vida.

La catequesis de hoy está dedicada, por el contrario, al tema fe y razón, que es un tema determinante, o mejor, el tema determinante de la biografía de san Agustín. De niño había aprendido de su madre, Mónica, la fe católica. Pero siendo adolescente había abandonado esta fe porque ya no lograba ver su razonabilidad y no quería una religión que no fuera expresión de la razón, e decir, de la verdad. Su sed de verdad era radical y le llevó a alejarse de la fe católica. Pero su radicalidad era tal que no podía contentarse con filosofías que no llegaran a la misma verdad, que no llegaran hasta Dios. Y a un Dios que no fuera sólo una hipótesis última cosmológica, sino que fuera el verdadero Dios, el Dios que da la vida y que entra en nuestra misma vida. De este modo, todo el itinerario intelectual y espiritual de san Agustín constituye un modelo válido también hoy en la relación entre fe y razón, tema no sólo para hombres creyentes, sino para todo hombre que busca la verdad, tema central para el equilibrio y el destino de todo ser humano.

Estas dos dimensiones, fe y razón, no deben separarse ni contraponerse, sino que deben estar siempre unidas. Como escribió Agustín tras su conversión, fe y razón son «las fuerzas que nos llevan a conocer» (Contra Academicos, III, 20, 43). En este sentido, siguen siendo famosas sus dos fórmulas (Sermones, 43, 9) con las que expresa esta síntesis coherente entre fe y razón: crede ut intelligas («cree para comprender») --creer abre el camino para cruzar la puerta de la verdad--, pero también y de manera inseparable, intellige ut credas («comprende para creer»), escruta la verdad para poder encontrar a Dios y creer.

Las dos afirmaciones de Agustín manifiestan con eficacia y profundidad la síntesis de este problema, en el que la Iglesia católica ve su camino manifestado. Históricamente esta síntesis se fue formando, ya antes de la venida de Cristo, en el encuentro entre la fe judía y el pensamiento griego en el judaísmo helénico. Sucesivamente en la historia esta síntesis fue retomada y desarrollada por muchos pensadores cristianos. La armonía entre fe y razón significa sobre todo que Dios no está lejos: no está lejos de nuestra razón, de nuestra vida; está cerca de todo ser humano, cerca de nuestro corazón y de nuestra razón, si realmente nos ponemos en camino.

Precisamente esta cercanía de Dios al hombre fue experimentada con extraordinaria intensidad por Agustín. La presencia de Dios en el hombre es profunda y al mismo tiempo misteriosa, pero puede reconocerse y descubrirse en la propia intimidad: no hay que salir afuera --afirma el convertido--, «vuelve sobre ti mismo. La verdad habita en el hombre interior. Y si encuentras que su naturaleza es mutable, trasciéndete a ti mismo. Pero recuerda al hacerlo así que trasciendes un alma que razona. Así pues, dirígete allí donde se enciende la luz misma de la razón» (De vera religione, 39, 72). Él mismo subraya en una afirmación famosísima del inicio de las Confesiones, autobiografía espiritual escrita en alabanza de Dios: «Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto, hasta que descanse en ti» (I, 1, 1).

La lejanía de Dios equivale, por tanto, a la lejanía de sí mismos. «Porque tú --reconoce Agustín (Confesiones, III, 6, 11)-- estabas dentro de mí, más interior que lo más íntimo mío y más elevado que lo más sumo mío», interior intimo meo et superior summo meo; hasta el punto de que, en otro pasaje, recordando el tiempo precedente a su conversión, añade: «Tú estabas, ciertamente, delante de mí, mas yo me había apartado de mí mismo y no me encontraba» (Confesiones, V, 2, 2). Precisamente porque Agustín vivió en primera persona este itinerario intelectual y espiritual, supo presentarlo en sus obras con tanta cercanía, profundidad y sabiduría, reconociendo en otros dos famosos pasajes de las Confesiones (IV, 4, 9 y 14, 22) que el hombre es «un gran enigma» (magna quaestio) y «un gran abismo» (grande profundum), enigma y abismo que sólo ilumina y colma Cristo. Esto es importante: quien está lejos de Dios también está lejos de sí mismo, alienado de sí mismo, y sólo puede encontrarse a sí mismo si se encuentra con Dios. De este modo logra llegar a su verdadero yo, su verdadera identidad.

El ser humano, subraya después Agustín en el De civitate Dei (XII, 27), es sociable por naturaleza pero antisociable por vicio, y es salvado por Cristo, único mediador entre Dios y la humanidad, y «camino universal de la libertad y de la salvación», como ha repetido mi predecesor Juan Pablo II (Augustinum Hipponensem, 21): fuera de este camino, que nunca le ha faltado al género humano, sigue afirmando Agustín en esa misma obra, «nadie ha sido liberado nunca, nadie es liberado, nadie será liberado» (De civitate Dei, X, 32, 2). Como único mediador de la salvación, Cristo es cabeza de la Iglesia y está unido místicamente a ella de modo que Agustín afirma: «Nos hemos convertido en Cristo. De hecho, si él es la cabeza, nosotros somos sus miembros, el hombre total es él y nosotros» (In Iohannis evangelium tractatus, 21, 8).

Pueblo de Dios y casa de Dios, la Iglesia, según la visión de Agustín, está por tanto ligada íntimamente al concepto de Cuerpo de Cristo, fundamentada en la relectura cristológica del Antiguo Testamento y en la vida sacramental centrada en la Eucaristía, en la que el Señor nos da su Cuerpo y nos transforma en su Cuerpo. Por tanto es fundamental que la Iglesia, pueblo de Dios, en sentido cristológico y no en sentido sociológico, esté verdaderamente integrada en Cristo, quien, según afirma Agustín en una página hermosísima, «reza por nosotros, reza en nosotros, es rezado por nosotros como nuestro Dios: reconocemos por tanto en él nuestra voz y nosotros en él la suya» (Enarrationes in Psalmos, 85, 1).

En la conclusión de la carta apostólica Augustinum Hipponensem Juan Pablo II quiso preguntar al mismo santo qué podía decir a los hombres de hoy y responde sobre todo con las palabras que Agustín confió en una carta dictada poco después de su conversión: «Me parece que se debe llevar a los hombres a la esperanza de encontrar la verdad» (Epistulae, 1, 1); esa verdad que es Cristo, Dios verdadero, a quien se dirige una de las oraciones más hermosas y famosas de las Confesiones (X, 27, 38): «¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! Y he aquí que tú estabas dentro de mí y yo fuera, y por fuera te buscaba; y deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste. Tú estabas conmigo, mas yo no lo estaba contigo. Reteníanme lejos de ti aquellas cosas que, si no estuviesen en ti, no serían. Llamaste y clamaste, y rompiste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y fugaste mi ceguera; exhalaste tu perfume y respiré, y suspiro por ti; gusté de ti, y siento hambre y sed, me tocaste, y abraséme en tu paz».

De este modo Agustín encontró a Dios y durante toda su vida hizo su experiencia hasta el punto de que esta realidad --que es ante todo el encuentro con una Persona, Jesús--cambió su vida, como cambia la de cuantos, hombres y mujeres, en todo tiempo, tienen la gracia de encontrarse con él. Pidamos al Señor que nos dé esta gracia y nos haga encontrar así su paz.

[Al final de la audiencia, el Papa saludó en varios idiomas. En español, dijo:]

Queridos hermanos y hermanas:


La catequesis de hoy trata algunos aspectos del inmenso legado de San Agustín, reconocido por la Iglesia como uno de sus maestros más autorizados, como lo puso de manifiesto el Papa Juan Pablo II en la Carta Apostólica dedicada al Santo en la conmemoración de su conversión, siendo, además, un Padre de la Iglesia muy apreciado también por mí. El itinerario intelectual y espiritual de Agustín representa un modelo de la relación armónica que debe existir entre la fe y la razón. Esta armonía significa ante todo que Dios está cerca de todo ser humano, cerca de su corazón y de su razón. Esta presencia misteriosa de Dios puede ser reconocida en el interior del hombre, porque, como decía Agustín con una expresión muy conocida: «Nos has hecho, Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti». El hombre, añade el Santo, es un grande enigma y un abismo que sólo Cristo es capaz de iluminar y colmar. Además, en cuanto único mediador de la salvación, Cristo es cabeza de la Iglesia, y está unido místicamente a ella. Ante la pregunta ¿qué es lo que san Agustín puede decir al hombre de hoy?, se podría contestar con estas palabras de una carta escrita después de su conversión: «Me parece que se debe llevar a los hombres a la esperanza de encontrar la verdad»; esa verdad que es Cristo mismo.

Saludo cordialmente a los visitantes de lengua española. En particular, a los distintos grupos de estudiantes y peregrinos venidos de Argentina, Chile, España y de otros países latinoamericanos. Siguiendo el ejemplo y las enseñanzas de san Agustín, os animo a buscar a Cristo con todas las fuerzas, para encontrar en Él la verdad de vuestras vidas. ¡Muchas gracias!


[Traducción del original italiano realizada por Jesús Colina

© Copyright 2007 - Libreria Editrice Vaticana]

Lectio Divina On-line

Hostigan a católicos en Vietnam

Mi hijo y amigo cardenal

domingo, 27 de enero de 2008

Tránsito de Patriarca ortodoxo Christodoulos

Madre coraje inglesa entregó su vida por salvar a su hijo

Vida de Juan XXIII / La pelicula

PARTE 1

PARTE 2


PARTE 3

PARTE 4

PARTE 5

PARTE 6

PARTE 7

PARTE 8

PARTE 9

PARTE 10

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PARTE 19

PARTE 20

PARTE 21

El trabajo de Madre Teresa en Calcuta

PARTE 1

PARTE 2

PARTE 3

PARTE 4

Quiero Ser Santo

Día 30 / Tienes un mensaje: Evangelio y reflexión para hoy

Día 30 / Buenos días, Señor: Oración pidiendo ser rostros de la presencia de Dios

Mensaje de Cuaresma 2008 de Benedicto XVI

El cardenal Rodríguez Maradiaga recibe el Premio Viktor Frankl

El enemigo del diálogo, también de la religión, es la ignorancia

El presidente de los médicos católicos compara el aborto a una guerra

Pintora rusa de Papas

La revista «The Lancet» no es científica en su propuesta sobre anticonceptivos orales / Autor: Jesús Colina

Según explica el presidente de los médicos católicos

(ZENIT.org).- La reivindicación de la revista «The Lancet» para pedir que la Iglesia reconozca los anticonceptivos orales no tiene carácter científico, explica el presidente de la Federación de Asociaciones de Médicos Católicos (FIAMC).

En el año del cuadragésimo aniversario de la encíclica «Humanae vitae», la publicación científica pide la distribución de anticonceptivos orales entre las mujeres como respuesta a un estudio en el que se muestra que estos fármacos protegen del cáncer de ovarios.

Un comunicado emitido por el doctor Josep María Simón Castellví, presidente de la FIAMC, recuerda que la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer («International Agency for Research on Cancer») --con sede en Lyon--, agencia de la Organización Mundial de la Salud, en su comunicado de prensa del 29 de julio de 2005, constató la posible carcinogenicidad de contraceptivos orales combinados estrógeno-progestógeno y terapia combinada estrógeno-progestógeno para la menopausia, basado en las conclusiones de un grupo internacional «ad hoc» de trabajo formado por 21 científicos de 8 países.

Los contraceptivos orales estrógeno-progestógeno fueron clasificados en el Grupo 1 de los agentes carcinogénicos. Esta categoría se utiliza cuando hay evidencia suficiente de carcenogenicidad en humanos.

El doctor Castellví envía la aclaración porque la FIAMC «está comprometida con la verdad y la ciencia desde sus orígenes».

«Como resultado de los efectos secundarios, incluido el cáncer, de estos fármacos, tenemos que decir que en este caso "The Lancet" y los medios de comunicación ha reproducir su llamamiento han sido claramente irresponsables», afirma.

Mensaje del Papa para la Cuaresma 2008 / Autor: Benedicto XVI

«Nuestro Señor Jesucristo, siendo rico, por vosotros se hizo pobre» (2 Corintios 8,9)

Publicamos el mensaje que ha enviado Benedicto XVI con motivo de la Cuaresma 2008 con el tema: «Nuestro Señor Jesucristo, siendo rico, por vosotros se hizo pobre» (2 Corintios 8,9).

* * *


¡Queridos hermanos y hermanas!

1. Cada año, la Cuaresma nos ofrece una ocasión providencial para profundizar en el sentido y el valor de ser cristianos, y nos estimula a descubrir de nuevo la misericordia de Dios para que también nosotros lleguemos a ser más misericordiosos con nuestros hermanos. En el tiempo cuaresmal la Iglesia se preocupa de proponer algunos compromisos específicos que acompañen concretamente a los fieles en este proceso de renovación interior: son la oración, el ayuno y la limosna. Este año, en mi acostumbrado Mensaje cuaresmal, deseo detenerme a reflexionar sobre la práctica de la limosna, que representa una manera concreta de ayudar a los necesitados y, al mismo tiempo, un ejercicio ascético para liberarse del apego a los bienes terrenales. Cuán fuerte es la seducción de las riquezas materiales y cuán tajante tiene que ser nuestra decisión de no idolatrarlas, lo afirma Jesús de manera perentoria: «No podéis servir a Dios y al dinero» (Lc 16,13).

La limosna nos ayuda a vencer esta constante tentación, educándonos a socorrer al prójimo en sus necesidades y a compartir con los demás lo que poseemos por bondad divina. Las colectas especiales en favor de los pobres, que en Cuaresma se realizan en muchas partes del mundo, tienen esta finalidad. De este modo, a la purificación interior se añade un gesto de comunión eclesial, al igual que sucedía en la Iglesia primitiva. San Pablo habla de ello en sus cartas acerca de la colecta en favor de la comunidad de Jerusalén (cf. 2Cor 8,9; Rm 15,25-27 ).

2. Según las enseñanzas evangélicas, no somos propietarios de los bienes que poseemos, sino administradores: por tanto, no debemos considerarlos una propiedad exclusiva, sino medios a través de los cuales el Señor nos llama, a cada uno de nosotros, a ser un medio de su providencia hacia el prójimo. Como recuerda el Catecismo de la Iglesia Católica, los bienes materiales tienen un valor social, según el principio de su destino universal (cf. nº 2404).

En el Evangelio es clara la amonestación de Jesús hacia los que poseen las riquezas terrenas y las utilizan solo para sí mismos. Frente a la muchedumbre que, carente de todo, sufre el hambre, adquieren el tono de un fuerte reproche las palabras de San Juan: «Si alguno que posee bienes del mundo, ve a su hermano que está necesitado y le cierra sus entrañas, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?» (1Jn 3,17). La llamada a compartir los bienes resuena con mayor elocuencia en los países en los que la mayoría de la población es cristiana, puesto que su responsabilidad frente a la multitud que sufre en la indigencia y en el abandono es aún más grave. Socorrer a los necesitados es un deber de justicia aun antes que un acto de caridad.

3. El Evangelio indica una característica típica de la limosna cristiana: tiene que ser en secreto. «Que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha», dice Jesús, «así tu limosna quedará en secreto» (Mt 6,3-4). Y poco antes había afirmado que no hay que alardear de las propias buenas acciones, para no correr el riesgo de quedarse sin la recompensa de los cielos (cf. Mt 6,1-2). La preocupación del discípulo es que todo vaya a mayor gloria de Dios. Jesús nos enseña: «Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestra buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos» (Mt 5,16). Por tanto, hay que hacerlo todo para la gloria de Dios y no para la nuestra. Queridos hermanos y hermanas, que esta conciencia acompañe cada gesto de ayuda al prójimo, evitando que se transforme en una manera de llamar la atención. Si al cumplir una buena acción no tenemos como finalidad la gloria de Dios y el verdadero bien de nuestros hermanos, sino que más bien aspiramos a satisfacer un interés personal o simplemente a obtener la aprobación de los demás, nos situamos fuera de la óptica evangélica. En la sociedad moderna de la imagen hay que estar muy atentos, ya que esta tentación se plantea continuamente. La limosna evangélica no es simple filantropía: es más bien una expresión concreta de la caridad, la virtud teologal que exige la conversión interior al amor de Dios y de los hermanos, a imitación de Jesucristo, que muriendo en la cruz se entregó a sí mismo por nosotros. ¿Cómo no dar gracias a Dios por tantas personas que en el silencio, lejos de los reflectores de la sociedad mediática, llevan a cabo con este espíritu acciones generosas de sostén al prójimo necesitado? Sirve de bien poco dar los propios bienes a los demás si el corazón se hincha de vanagloria por ello. Por este motivo, quien sabe que «Dios ve en el secreto» y en el secreto recompensará no busca un reconocimiento humano por las obras de misericordia que realiza.

4. Invitándonos a considerar la limosna con una mirada más profunda, que trascienda la dimensión puramente material, la Escritura nos enseña que hay mayor felicidad en dar que en recibir (Hch 20,35). Cuando actuamos con amor expresamos la verdad de nuestro ser: en efecto, no hemos sido creados para nosotros mismos, sino para Dios y para los hermanos (cf. 2Cor 5,15). Cada vez que por amor de Dios compartimos nuestros bienes con el prójimo necesitado experimentamos que la plenitud de vida viene del amor y lo recuperamos todo como bendición en forma de paz, de satisfacción interior y de alegría. El Padre celestial recompensa nuestras limosnas con su alegría. Y hay más: San Pedro cita entre los frutos espirituales de la limosna el perdón de los pecados. «La caridad -escribe- cubre multitud de pecados» (1P 4,8). Como a menudo repite la liturgia cuaresmal, Dios nos ofrece, a los pecadores, la posibilidad de ser perdonados. El hecho de compartir con los pobres lo que poseemos nos dispone a recibir ese don. En este momento pienso en los que sienten el peso del mal que han hecho y, precisamente por eso, se sienten lejos de Dios, temerosos y casi incapaces de recurrir a él. La limosna, acercándonos a los demás, nos acerca a Dios y puede convertirse en un instrumento de auténtica conversión y reconciliación con él y con los hermanos.

5. La limosna educa a la generosidad del amor. San José Benito Cottolengo solía recomendar: «Nunca contéis las monedas que dais, porque yo digo siempre: si cuando damos limosna la mano izquierda no tiene que saber lo que hace la derecha, tampoco la derecha tiene que saberlo» (Detti e pensieri, Edilibri, n. 201). Al respecto es significativo el episodio evangélico de la viuda que, en su miseria, echa en el tesoro del templo «todo lo que tenía para vivir» (Mc 12,44). Su pequeña e insignificante moneda se convierte en un símbolo elocuente: esta viuda no da a Dios lo que le sobra, no da lo que posee sino lo que es. Toda su persona.

Este episodio conmovedor se encuentra dentro de la descripción de los días inmediatamente precedentes a la pasión y muerte de Jesús, el cual, como señala San Pablo, se ha hecho pobre a fin de enriquecernos con su pobreza (cf. 2Cor 8,9); se ha entregado a sí mismo por nosotros. La Cuaresma nos empuja a seguir su ejemplo, también a través de la práctica de la limosna. Siguiendo sus enseñanzas podemos aprender a hacer de nuestra vida un don total; imitándole conseguimos estar dispuestos a dar, no tanto algo de lo que poseemos, sino a darnos a nosotros mismos. ¿Acaso no se resume todo el Evangelio en el único mandamiento de la caridad? Por tanto, la práctica cuaresmal de la limosna se convierte en un medio para profundizar nuestra vocación cristiana. El cristiano, cuando gratuitamente se ofrece a sí mismo, da testimonio de que no es la riqueza material la que dicta las leyes de la existencia, sino el amor. Por tanto, lo que da valor a la limosna es el amor, que inspira formas distintas de don, según las posibilidades y las condiciones de cada uno.

6. Queridos hermanos y hermanas, la Cuaresma nos invita a «entrenarnos» espiritualmente, también mediante la práctica de la limosna, para crecer en la caridad y reconocer en los pobres a Cristo mismo. Los Hechos de los Apóstoles cuentan que el Apóstol San Pedro dijo al hombre tullido que le pidió una limosna en la entrada del templo: «No tengo plata ni oro; pero lo que tengo, te lo doy: en nombre de Jesucristo, el Nazareno, echa a andar» (Hch 3,6). Con la limosna regalamos algo material, signo del don más grande que podemos ofrecer a los demás con el anuncio y el testimonio de Cristo, en cuyo nombre está la vida verdadera. Por tanto, que este tiempo esté caracterizado por un esfuerzo personal y comunitario de adhesión a Cristo para ser testigos de su amor. María, Madre y Sierva fiel del Señor, ayude a los creyentes a llevar adelante la «batalla espiritual» de la Cuaresma armados con la oración, el ayuno y la práctica de la limosna, para llegar a las celebraciones de las fiestas de Pascua renovados en el espíritu. Con este deseo, os imparto a todos una especial Bendición Apostólica.

Vaticano, 30 de octubre de 2007


BENEDICTUS PP. XVI

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[Traducción distribuida por la Santa Sede

© Copyright 2007 - Libreria Editrice Vaticana]

Una incomprensión inicial / Autor: Alfonso Aguiló

El que tiene la verdad en el corazón
no debe temer jamás que a su lengua
le falte fuerza de persuasión.

John Ruskin


— Entiendo que muchas veces es natural que haya una inicial resistencia por parte de los padres. El hijo debe convencerlos con la madurez de su comportamiento y con la perseverancia en su determinación.

Es verdad que también los padres necesitan a veces un poco tiempo para asimilar la vocación de sus hijos. Pero la madurez y la rectitud en el comportamiento debe estar presente por parte de todos.

Así sucedió, por ejemplo, con San Francisco de Sales. Había decidido entregarse a Dios, pero su padre, Francisco de Boisy, le tenía preparado un magnífico partido a su hijo: una joven llamada Francisca de Veigy, hija del consejero del Duque de Saboya. Al pequeño Francisco le costaba mucho contrariar a su padre, pero un día del año 1593 finalmente le hizo saber sus propósitos y estalló la tormenta: "Pero, ¿quién te ha metido esa idea en la cabeza?", gritaba su padre. "¡Una elección de ese tipo de vida exige más tiempo que el que tú te tomas!", tronaba furioso. Francisco contestaba que había tenido ese deseo desde la niñez. Y así una vez y otra. De vez en cuando, su madre intentaba ayudarle, sin que se notase que estaba de su parte, y sugería tímidamente: "Ay, será mejor permitirle a este hijo que siga la voz de Dios...". Finalmente, el Señor de Sales, después de un tiempo, cedió: "Pues adelante, hijo mío, haz por Dios lo que dices que Él te inspira."

Los padres se pueden tomar con más o menos entusiasmo la llamada


Aunque no todos los padres que ponen dificultades tienen ese carácter ardoroso y rompedor. Los señores Beltrán, una de las mejores familias de Valencia, no querían en absoluto interferir en la vocación de su hijo Luis. Solo querían "orientarla". Estaban acostumbrados a que su hijo les obedeciera en todo, y por eso, se quedaron desconcertados cuando les dijo que tenía unos planes diferentes a los que habían previsto: quería irse de casa y entregarse a Dios como fraile dominico. ¡Qué locura! No tenía salud suficiente, no sabía lo que hacía. Y empezaron su batalla. Aceptaban que se fuera, pero ahora no. Quizá en un futuro. No pasaba nada por esperar. Debía comprenderlo, su postura era razonable. Pero el joven Luis obró con la misma libertad que hubiese pedido en el caso de elegir una mujer que no hubiera agradado a sus padres. Escuchó sus consejos, y luego actuó con la libertad que sus padres decididamente le denegaban. Así que, un buen día del año 1544, en vista de la rotunda negativa paterna, decidió no volver a casa. Tenía dieciocho años. Estalló el escándalo familiar, una pequeña tragedia que se repite con frecuencia, con rasgos parecidos, siglo tras siglo, en algunos hogares en los que un alma decide dejarlo todo por Dios. Ni lo podían ni lo querían entender. Si hubieran vivido en nuestra época, habrían dicho que a su hijo "le habían comido el coco". Afortunadamente, la historia acabó como la gran mayoría de estas pequeñas tragedias familiares: con la aceptación de la vocación por parte de sus padres, que finalmente comprendieron que Dios quería ese camino para su hijo, que acabó siendo un gran santo de la Iglesia, San Luis Beltrán. Aquel hijo suyo, de cuya salud se preocupaban tanto, evangelizó durante bastantes años las regiones selváticas más difíciles, aprendió a hablar en los idiomas de los indígenas y convirtió miles de indios desde Panamá hasta el Golfo de Urabá. Aseguran las crónicas que bautizó a más de quince mil, que hizo numerosos milagros y que sirvió eficazmente y sin desfallecer a la Iglesia. Cuando su padre estaba en el lecho de muerte, sus últimas palabras fueron: "Hijo mío, una de las cosas que en esta vida me han dado más pena ha sido verte fraile, y lo que hoy más me consuela es que lo seas."

El valor de entregar los hijos

San Bernardo de Claraval consolaba en una de sus cartas a los padres de un joven del siglo XII, Godofredo, que había decidido entregarse a Dios en Claraval, y les decía: "Si a vuestro hijo, Dios se lo hace suyo, ¿qué perdéis vosotros en ello y qué pierde él mismo? Si le amáis, habéis de alegraros de que vaya al Padre, y a tal Padre. Cierto, se va a Dios; mas no por eso creáis perderlo; antes bien, por él adquirís muchos otros hijos. Cuantos somos aquí en Claraval, y cuantos somos de Claraval, al recibirle a él como hermano, os tomamos a vosotros como padres. Pero quizá teméis que le perjudique el rigor de nuestra vida. Confiad, consolaos: yo le serviré de padre y le tendré por hijo, hasta que de mis manos lo reciba el Padre de las misericordias y el Dios de toda consolación."

Es un lamento que se repite de siglo en siglo. En el siglo XIX, Bernardette, la vidente de Lourdes, escribió una carta al padre de una amiga suya, M. Mouret, que no entendía la vocación de su hija. Bernardette le pedía que la dejase ir con ella: "Sea generoso con Dios –le decía– que nunca se deja vencer en generosidad. Algún día estará usted contento de haberle dado su hija, a quien no puede dejar en mejores manos que las del Señor. Quizás haría usted grandes sacrificios para confiarla a un hombre al que no conoce y que puede hacerla desgraciada, y, no obstante, ¿quiere negarla al que es el rey del cielo y de la tierra? ¡Oh, no, señor! Tiene usted muy buenos sentimientos para obrar de esa manera. En cambio yo creo que debe dar gracias a Dios por el beneficio que le concede...".

Oposiciones de todos los colores

Por aquella misma época, un joven ecuatoriano llamado Miguel Febres desea ingresar en el noviciado de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Le encanta la enseñanza y desea dedicar a ella su vida. Sus padres se oponen frontalmente, pues pertenecen a la alta sociedad y en cambio aquellos religiosos viven muy austeramente y se dedican a la educación de niños pobres. Para disuadirle lo envían a otro instituto, pero allí enferma y tiene que volver a casa. Finalmente, cuando el chico tiene catorce años, en 1868, su madre accede a que sea religioso. Su padre cede inicialmente, pero no deja de presionar para que abandone ese camino y, por ejemplo, no escribe a su hijo ni una sola línea en cinco años. Aquel chico pronto destaca como un profesor muy querido y valorado. Posee una gran cultura, domina cinco idiomas y escribe numerosos textos escolares que pronto se difunden por todo el país. Demuestra una enorme capacidad de querer y de hacerse querer, adquiere una gran confianza con sus alumnos y logra grandes mejoras en las personas. Cuando muere, en 1910, su fama de santidad se extiende por numerosos países de Europa y América. Sin su constancia para superar la oposición familiar inicial, no tendríamos hoy a San Miguel Febres, que la Iglesia propone como modelo de hombre culto, pero sencillo y humilde, totalmente entregado a la obra de la evangelización a través de la enseñanza.

En abril de 1949, pidió la admisión en el Opus Dei un estudiante latinomericano llamado Juan Larrea. Su familia no veía con agrado su decisión, tal vez por desconocimiento de lo que realmente era el Opus Dei, o acaso porque tal decisión desbarataba planes e ilusiones familiares. "Por entonces –contaba el propio Juan Larrea– mi padre era embajador de Ecuador ante la Santa Sede y me dijo que consultase el caso con Mons. Montini, Sustituto de la Secretaría de Estado. Hablé con Mons. Montini, contándole mi historia, y después de larga y cariñosa conversación, Mons. Montini me dijo: tendré una palabra de paz para su padre. Días después recibió a mi padre diciéndole que había hablado con Pío XII y que le había dicho: "Diga Vd. al embajador que en ningún sitio estará mejor su hijo que en el Opus Dei". Veinte años más tarde, siendo yo obispo, visité a Mons. Montini, que era entonces el Papa Pablo VI, y me recordó con amabilidad la audiencia antes descrita".

Pero alegría posterior

Son testimonios diversos que confirman el gozo de tantos padres que inicialmente se opusieron tenazmente a la vocación de sus hijos, pero que, al final, comprendieron su decisión. El gozo de los padres que han sido generosos con la vocación de sus hijos no acabará aquí en la tierra. Los padres de las almas entregadas a Dios los querrán aún más en la otra vida, y contemplarán, con toda su grandeza, el influjo espiritual de la vida de sus hijos en miles y miles de almas.

Podemos imaginar el gozo de Luis Martín, al ver desde el cielo los grandes frutos que ha supuesto la entrega de su hija Santa Teresa de Lisieux. O la alegría de la madre de San Juan Bosco al contemplar el crecimiento de aquel hogar espiritual que nació gracias a su esfuerzo. O la satisfacción de Juan Bautista Sarto al comprobar cómo él, un pobre alguacil, contribuyó sin saberlo a enriquecer la Iglesia contemporánea de un modo profundísimo con la aportación de San Pío X.

También podemos imaginarnos a Teodora Theate, a Monna Lapa, a Juan Luis Beltrán, a Ferrante Gonzaga, a la madre de Juan Crisóstomo, a Pietro Bernardone y a tantos y tantos otros. También ellos gozarán al ver las maravillas que ha hecho Dios por medio de sus hijos. Y darán gracias porque, pese a sus lamentos, sus amenazas y "pruebas", sus hijos no les hicieron demasiado caso. Si hubieran llegado a hacerlo, la Iglesia y la humanidad no contarían ni con Santo Tomás de Aquino, ni con Santa Catalina de Siena, ni con San Luis Beltrán, ni con San Luis Gonzaga, ni con San Juan Crisóstomo, ni con San Francisco de Asís. La Iglesia habría sufrido enormes pérdidas, en el ámbito de la teología, del papado, de la evangelización, de la espiritualidad, de la doctrina.

La vocación de la familia

Gracias a Dios, sus hijos fueron fieles a su vocación, y las palabras de Jesús adolescente en el Templo resonaron en sus oídos con más fuerza que las de sus padres: "¿No sabíais que yo debo ocuparme en las cosas de mi Padre?". Con esas palabras, Jesús Niño quiso dejar su propio testimonio para dar fortaleza a quienes debían seguirle en el futuro. Y dejó también una referencia para los padres, pues María y José no protestaron, sino que supieron buscar, aun en lo inicialmente incomprensible y doloroso, la voluntad de Dios.

"Este episodio evangélico –comentaba Benedicto XVI– revela la más auténtica y profunda vocación de la familia: la de acompañar a cada uno de sus miembros en el camino del descubrimiento de Dios y del proyecto que Él ha dispuesto para ellos. María y José educaron a Jesús ante todo con su ejemplo: en sus padres, Él conoció toda la belleza de la fe, del amor por Dios y por su Ley, así como las exigencias de la justicia, que halla pleno cumplimiento en el amor. De ellos aprendió que en primer lugar hay que hacer la voluntad de Dios, y que el vínculo espiritual vale más que el de la sangre. La Sagrada Familia de Nazaret es verdaderamente el prototipo de cada familia cristiana, que está llamada a llevar a cabo la estupenda vocación y misión de ser célula viva no solo de la sociedad, sino de la Iglesia, signo e instrumento de unidad para todo el género humano."

Pero a veces no entienden

Porque no todas las cosas son siempre fáciles de entender. Dice el Evangelio que María guardaba todas estas cosas, ponderándolas en su corazón. Y a la Virgen no le faltaba inteligencia, ni buena disposición, ni cercanía a Dios. Pero recibía contestaciones que le resultaban un tanto misteriosas, no fácilmente comprensibles, y que, sin embargo, aceptaba y meditaba en su corazón. "María y José –explicaba Juan Pablo II– le habían buscado con angustia, y en aquel momento no comprendieron la respuesta que Jesús les dio (...) ¡Qué dolor tan profundo en el corazón de los padres! ¡Cuántas madres conocen dolores semejantes! A veces porque no se entiende que un hijo joven siga la llamada de Dios (...); una llamada que los mismos padres, con su generosidad y espíritu de sacrificio, seguramente contribuyeron a suscitar. Ese dolor, ofrecido a Dios por medio de María, será después fuente de un gozo incomparable para los padres y para los hijos."

Para quienes están en el proceso de discernimiento de su propia vocación, o para sus padres, meditar la vida de la Virgen siempre resultará enriquecedor. Todos obtendremos nueva luz si ponderamos en nuestro corazón esas escenas, contemplando, por ejemplo, el momento del Nacimiento, con su esperanza alegre y su calor humano; o la huída a Egipto, en los momentos duros de la fe o de la vocación; o su vida en Nazaret, para que lo cotidiano de nuestra vida no se tiña de rutina mala. La Virgen es siempre un modelo de la disposición con que debemos escuchar a Dios, de confianza para preguntar lo que no entendemos, de generosidad y de diligencia en la respuesta, de humildad, de perseverancia en las horas malas, de fidelidad a la misión recibida.

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Fuente: Interrogantes.net