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Bienvenido a Escuchar y a Dar

Este blog, no pretende ser un diario de sus autores. Deseamos que sea algo vivo y comunitario. Queremos mostrar cómo Dios alimenta y hace crecer su Reino en todo el mundo.

Aquí encontrarás textos de todo tipo de sensibilidades y movimientos de la Iglesia Católica. Tampoco estamos cerrados a compartir la creencia en el Dios único Creador de forma ecuménica. Más que debatir y polemizar queremos Escuchar la voluntad de Dios y Dar a los demás, sabiendo que todos formamos un sólo cuerpo.

La evangelización debe estar centrada en impulsar a las personas a tener una experiencia real del Amor de Dios. Por eso pedimos a cualquiera que visite esta página haga propuestas de textos, testimonios, actos, webs, blogs... Mientras todo esté hecho en el respeto del Amor del Evangelio y la comunión que siempre suscita el Espíritu Santo, todo será públicado. Podéís usar los comentarios pero para aparecer como texto central enviad vuestras propuestas al correo electrónico:

escucharlavoz@yahoo.es

Oremos todos para que la sabiduría de Jesús Resucitado presida estas páginas y nos bendiga abundamente.

Página web de Escuchar la Voz del Señor

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jueves, 19 de julio de 2007

El Amor es mi peso / Autor: Antonio Rivero, LC

¿Por qué el fuego va hacia arriba y la tierra hacia abajo? Para los antiguos la respuesta era sencilla: porque el fuego tenía una fuerza interior que lo llevaba a subir, mientras que la tierra tendía naturalmente hacia abajo. En otras palabras, porque el fuego “amaba” lo alto y la tierra prefería lo bajo.


Los hombres y las mujeres del planeta, ¿vamos hacia arriba o hacia abajo? Todo depende, decía san Agustín, del amor. En su obra más famosa, las Confesiones, acuñó una frase que se ha hecho famosa: “Mi amor es mi peso”.


¿Qué quería decir con estas palabras? Agustín lo explicaba con estas palabras: “El cuerpo con su peso tiende a su lugar; el peso no va solamente hacia abajo, sino a su lugar. El fuego tiende hacia arriba; la piedra, hacia abajo; por sus pesos se mueven y van a su lugar. El aceite derramado debajo del agua se levanta sobre el agua; el agua derramada encima del aceite se sumerge debajo del aceite: por sus pesos se mueven: van a su lugar” (Confesiones, 13,10).


El lugar hacia el cual voy depende de aquello que amo. ¿Amo la tierra? Voy hacia ella. ¿Amo el cielo? Vuelo hacia él.


San Agustín, en otro texto, usará una fórmula más atrevida: “Cada quien es según aquello que ama. ¿Amas la tierra? Serás tierra. ¿Amas a Dios? ¿Qué diré, que eres dios? No me atrevo a decirlo por mí mismo. Escuchemos la Escritura: ’Yo había dicho: Vosotros sois dioses, todos vosotros hijos del Altísimo’ (Sal 82,6)” (Tratados sobre la primera carta de san Juan, II,14).


La vida sigue ante mí. En cada momento decido, hago mil cosas. El amor me guía y me lleva. Hacia el bien o hacia el mal, hacia la solidaridad o hacia el egoísmo, hacia la pureza o hacia la concupiscencia, hacia el autocontrol o hacia el desenfreno, hacia la paz o hacia el odio. Según lo que amo, escojo, y según lo que escojo, soy.


“Mi amor es mi peso”. Soy llevado hacia lo que amo. Y el amor nace de lo más profundo de mi corazón. Por eso, de rodillas, vuelvo a pedirle a Dios como el salmista: “Crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme” (Sal 51,12).


Quiero vivir para amar, quiero ser llevado por el amor. Quiero, como santa Teresa del Niño Jesús, como tantos santos de ayer y de hoy, “vivir de amor y morir de amor”.

sábado, 14 de julio de 2007

Propuesta de oración para el fin de semana / Vivy

Deseo compartir esta propuesta que recibí y me pareció un ejercicio interesante para realizar este fin de semana:

La paz esté con ustedes. Hoy les propongo para para el fin de semana:
Días de descanso.
Cultivar la paz.
Llenar nuestro corazones de fe.
Abrazar a nuestros familiares y amigos, con el corazón.
Desear los dones del Espíritu,
Desear la paz para el mundo.
Dar el alimento diario para todos,
Perdonar aquellos que alguna vez nos ofendieron.
Bendecir a la juventud.
Desear y pedir por la salud de todos los enfermos.
Dar una oración por cada hermano que desconoces y conoces.
Cerrar los ojos del cuerpo y abrir los del alma, para dar gracias a Dios por su infinita misericordia.

jueves, 12 de julio de 2007

Jesús: mí modelo / Autor: P. Domingo Vázquez, C.Ss.R.

He meditado mis rasgos y me he dado cuenta que éstos son muy diferentes a los tuyos. Por eso he levantado la mirada hacia Ti, para que motive mi fe y la lleve a la perfección (Hb 12,2). Yo soy uno de aquellos que no te han visto y, sin embargo, te aman y creen en Ti. Por eso siento ¡una tremenda alegría! (1Pe 1,8), la cual no podría expresar con palabras.

Aquí estoy Señor, dispuesto a seguirte, para ir a anunciarte a otros (Jn 1,40). Dame la fuerza necesaria para poder proclamar tu Buena Noticia a los pobres, como Tú dijiste de Ti mismo (Lc 4, 18).

Aunque no he estado contigo desde el principio, quiero hablar en tu favor. “Lo que he visto y oído” sobre Ti quiero darlo a conocer a los demás (1Jn 1,3).

Dame la oportunidad de tener Tú pensamiento (1 Cor 2, 16). Dame la gracia de sentir con tus sentimientos (Rom 15,3), de actuar con los sentimientos de tu corazón, para amar como Tú amas al Padre (Jn 14,31) y así como nos amas a cada uno de nosotros, hasta el extremo (Jn 13,1).

Nadie más ha tenido mayor amor que Tú. Tú mismo dijiste: “No hay amor más grande que éste: dar la vida por sus amigos” (Jn 15, 13) y Tu diste la vida por tus amigos, muriendo en una cruz (Fil 2,8). Dame las fuerzas necesarias para entregar mi vida, en el día a día (Lc 9,23), actuando en lo posible, con tu misma disposición, tomando la condición de servidor (Fil 2,7). No haciendo las cosas para recibir alabanzas o por vanagloria, porque esto no me serviría de nada (1 Cor 13,3), sino estimando y tratando a los demás como superiores a mí (Fil 2,3-4).

Enséñame el modo de tratar a los amigos, como Tú trataste a los discípulos, yo quiero tratar a mis amigos con la delicadeza que Tú trataste a los tuyos (Jn 21,14-15), por ejemplo: preparándoles comida en el lago de Tiberíades (Jn 21,9-13) o lavándoles los pies (Jn 13,4.5). Enséñame a amar, para poder poner en práctica tu mandamiento sobre el amor (Jn 15,17), porque si yo no tengo amor, nada soy (cfr. 1 Cor 13). Yo quiero estar afianzado en el amor (Col 2,2).

En el trato con los demás quiero estar lleno de bondad y amor y deseos de servirles siempre (Mc 10,43), siguiendo tu ejemplo, que viniste para servir (Mt 20,28). Quiero ser atento y acogedor con los demás (Rom 15,7; Lc 9,10).

Permíteme un amplio conocimiento sobre la vida humana, para que mis prédicas, mis discursos y mis escritos estén al alcance de los humildes y sencillos, aquellos que Tú tanto amas. Dame esa vida abundante que Tú viniste a traer (Jn 10, 10) y dame la gracia para yo poderla compartir con los demás.

Que yo pueda ser como Tú, que vas sembrando amistad con todos (Jn 15,15), especialmente con tus amigos predilectos (Jn 13,23) o aquella familia de Betania (Lázaro, Marta y María) que Tu querías mucho (Jn 11,5) y llenando de alegría con tu presencia una fiesta familiar (Jn 2, 1-11).

Te pido, Señor Jesús, que me enseñes a mirar con cariño y ternura, como Tú miraste a Pedro cuando lo llamaste (Jn 1,42; Mt 16,18; Mc 1,17) o para levantarlo (Lc 22,61) o la mirada que le diste al joven rico, aquel que no quiso seguirte (Mc 21,10) o como levantaste los ojos para fijarte compasivamente en aquella muchedumbre que venía hacia Ti (Mc 3,34; 5,31; 10,23; 6,34; Mt 14,14; Jn 6,5). También enojado y con ira cuando miras a los insinceros (Mc 3,5) o cuando pronunciaste las maldiciones sobre los ricos, los poderosos y los satisfechos (Lc 6,24-26). Quiero aprender de Ti, siguiendo tu ejemplo, de total entrega de amor al Padre y a los seres humanos, especialmente a los pobres, sintiéndome puesto contigo, cerca de Ti y enviado por Ti (Mc 3,14).

Si, Señor, llamado por ti para estar contigo y para enviarme a predicar con poder. Quiero ser enviado para ir y producir mucho fruto que permanezca, porque “en esto ha sido glorificado mi Padre: en que den fruto y sean mis discípulos” (Jn 15, 16).

Señor, enséñame a orar, como Juan enseñó a sus discípulos (Mc 11, 1), porque estoy conciente como nos enseño nuestro fundador: “Hay que orar, orar más, orar mejor, orar siempre y no cansarse nunca de orar”.

Dame esa gracia, también a mi Congregación, la gracia de tener tu mismo pensamiento y sentimientos, para poder proceder de acuerdo a tu espíritu.

Quiero identificarme contigo, con tu Evangelio, tus bienaventuranzas (Mt 5, 2-12; Lc 6, 20-26), tu servicio a los pobres y necesitados, como lo soñó nuestro fundador, Alfonso María de Ligorio: Vivir la alegría de la pobreza. “Les recomiendo, la alegría de la pobreza –decía San Alfonso-, para que cada uno se contente con lo necesario, como limosna recibida del Creador”.

Ayúdame a tener respeto absoluto a la grandeza del pobre, como nos dijo San Alfonso: “En las misiones procuremos por todos los medios ser corteses con quienes nos acogen. Hablemos con gran respeto y sin herir a nadie, pues a todos hay que tratar con amor y mansedumbre, pero más todavía a la gente popular”.

Te estoy pidiendo mucho, no te me vayas a cansar, esta es la última petición, enséñame a dar gratuitamente aquello que gratuitamente yo he recibido (Mt 10,8).

Amigo lector: si por suerte te gusta este artículo, como lo espero, te pido por favor, me encomiendes a la poderosa intercesión de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, para que ella me ayude a poner en práctica estos mis deseos. Pide para mí esta gracia, que yo te prometo pedirla también para ti y darte mi bendición, sea quien sea que me haga este favor.

miércoles, 11 de julio de 2007

La mentira: un mal para todos / Autor: P. Fernando Pascual, LC

Fuente: Gama - Virtudes y valores
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La sociedad existe sólo cuando está edificada sobre principios irrenunciables. Uno de ellos es el de la confianza mutua.

Vivimos con otros, en casa o en la calle, en el trabajo o en el autobús, en un parque o en un equipo de deporte, porque existe entre nosotros confianza mutua. Porque pensamos que hay respeto, honestidad, acogida. Porque creemos que el familiar o el amigo no nos engañan, son sinceros.

Pero la confianza y toda la vida social quedan gravemente heridas por culpa de la mentira. Porque la mentira implica engaño, traición, injusticia. Porque la mentira nace cuando uno quiere “usar” la buena fe de otros para satisfacer un pequeño gusto egoísta o para alcanzar una enorme “ganancia” a costa de los demás.

En el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 2482) es recogida la famosa definición de san Agustín sobre la mentira: “La mentira consiste en decir falsedad con intención de engañar” (san Agustín, De mendacio 4, 5).

Un poco más adelante, el Catecismo (n. 2484) explica que la mentira puede ser pecado venial o pecado mortal; es pecado mortal cuando a través de la mentira se dañan gravemente las virtudes de la caridad y de la justicia.

Además, el Catecismo explica que la mentira perjudica enormemente a la sociedad, precisamente por dañar la confianza entre los hombres: “La mentira, por ser una violación de la virtud de la veracidad, es una verdadera violencia hecha a los demás. Atenta contra ellos en su capacidad de conocer, que es la condición de todo juicio y de toda decisión. Contiene en germen la división de los espíritus y todos los males que ésta suscita. La mentira es funesta para toda sociedad: socava la confianza entre los hombres y rompe el tejido de las relaciones sociales” (n. 2486).

Estamos de acuerdo: la mentira provoca daños enormes, hiere profundamente la confianza entre los hombres. Pero... ¿cómo vencerla? ¿Cómo eliminar esa tentación continua que nos lleva a engañar, a manipular las palabras para conseguir una “victoria” (más dinero, un ascenso laboral), para desahogar la sed de venganza, para herir por la espalda a nuestro prójimo?

Hay que mirar dentro, en el corazón, para descubrir cuál es la raíz de la mentira: el amor desordenado a uno mismo que lleva al desprecio de Dios y del hermano. La mentira inicia en el interior, en la ambición corrosiva, en el rencor siempre encendido, en la envidia, en la sed de venganza. Otras veces, la mentira nace desde un falso sentido de conservación: para ocultar un pecado, para evitar un castigo, para no desdibujar la buena imagen que otros tengan de nosotros.

Al mentir, en definitiva, decimos sí al egoísmo y no al amor. Es decir, nos hacemos un daño inmensamente más grande que el pequeño (pequeñísimo, porque siempre es miserable) beneficio que uno pueda conseguir con la mentira.

Queda, además, el otro aspecto de la mentira: el daño que otros reciben. Cuando un esposo se siente engañado, cuando un padre ve cómo el hijo aumenta cada día la dosis de mentiras, cuando un compañero de trabajo nota que la confianza depositada en el “amigo” se ha esfumado como bruma ante el sol... nace en los corazones una pena profunda: alguien que creíamos bueno nos ha engañado, nos ha mentido, nos ha traicionado.

Frente a ese daño, hay que reaccionar. El mentiroso necesita ponerse ante Dios, de rodillas, humildemente, para reconocer con plena sinceridad el pecado cometido. Luego, pedirá fuerzas, y reparará: suplicará perdón a Dios y a quienes ha engañado, promoverá el bien del prójimo herido, incluso se comprometerá para no permitir que nadie, en su presencia, promueva mentiras, injurias o calumnias contra otras personas.

La víctima también necesita reaccionar. Ante quien nos ha mentido una, dos, cien veces, surge un sentimiento casi instintivo de autoprotección, en ocasiones incluso de rabia o de desprecio. Ante esas reacciones, que nos parecen “naturales”, un cristiano sabe que debe perdonar, que debe vencer el mal con el bien, que debe rescatar al mentiroso con su mano tendida, con su caridad auténtica.

Por eso a veces nuestro silencio, nuestra cercanía, nuestro perdón, incluso nuestro afecto (que no debe ser interpretado como complicidad, sino como deseo sincero de recuperar la confianza) pueden ser el inicio de la curación. Quien ha mentido, precisamente por el daño tan grande que ha cometido contra Dios, contra sí mismo, contra los demás, necesita encontrar que el amor es más fuerte que el mal, que la confianza en quien ha sido engañado vuelve a aparecer como señal de una bondad capaz de superar cualquier pecado.

Dios quiere ayudarnos a arrancar de nuestra vida el gran daño sembrado por miles de mentiras que circulan en el mundo humano. Quiere, sobre todo, que empecemos a vivir como hombres sinceros, honestos, enamorados. Capaces de mirar a nuestro hermano con el mismo cariño con el que le mira Dios, con el mismo deseo de vivir unidos, bajo la Verdad de Cristo, en el camino que construye un mundo más bueno y más enamorado.

Enemigos que nos pueden hacer mucho daño / Autor: Mónica

Mónica nos envía un texto y una oración reflexivas muy concretas:

El estallar en arrebatos de ira y mal genio

Parece que ésta es la enfermedad espiritual más extendida en nuestro tiempo y una de las que mayores daños hacen a las personas, hogares y a la sociedad.
Su origen principal es el amor propio.
Es el enemigo quien nos impide darnos cuenta de que nos dejamos sumergir en esas dos desagradables sensaciones. .. que roban la paz de nuestro corazón...
Darse cuenta de como estos arrebatos afectan nuestras vidas, es el primer paso, para transformarnos. . y pedir , pedir mucho a Dios, un poquito de paciencia, y sapiencia.. y un mucho de Humildad, para aceptar que las cosas no siempre salen como uno quisiera que salieran, y no dejarse llevar por la Ira, o el mal Genio, porque las cosas no están como uno quisiera que estuvieran.

El desánimo

Es la causa de muchos fracasos e impedimento para ver grandes milagros en nuestras vidas, hace que se sienta uno abatido y desinteresado y no veamos lo felices que podemos ser.
Hagamos el propósito diario de alejarlo de nosotros.... ..

El orgullo

Esto si que es muy dañino, nos hace resistentes a reconocer la VERDAD, la HUMILDAD, la SINCERIDAD, el PERDONAR Y PEDIR PERDÓN, es capaz de hacerte renunciar a la vida, antes que reconocer A JESÚS COMO TU SALVADOR, TU SEÑOR Y TU MESÍAS. Siempre vas a decir que fuiste tú, que sólo puedes, que no necesitas de nada ni de nadie. Que crees en Dios, pero a tu manera, y que Dios te quiere tal como eres, pecador, y siempre haces lo mismo y cometes los mismos errores. No quieres buscar refugio en Dios para que te ayude a cambiar tu vida.

Y no nos olvidemos de nuestro gran enemigo número uno: la lengua

Generalmente cuando tenemos esos estallidos de enojo o de ira, proferimos palabras que lastiman más que una espada, que un cuchillo. Dejan heridas profundas muy difíciles de sanar.
Creo que debemos preocuparnos todos cada vez más en transformar nuestro lenguaje en herramienta de paz.


"Debemos aprender a vivir por el Espíritu y dejarnos guiar por El. Puesto que el Espíritu produce amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio...
Porque el que siembra en el Espíritu, del Espíritu recogerá una cosecha de vida eterna."(Gálatas)


Oración

Jesús fortaléceme, ayúdame Señor porque la lucha es tan fuerte y yo soy tan débil para pelear. Dame sabiduría, lléname de tu poder, dime cómo vencer las tentaciones porque he fallado. Me es fácil hacer cosas que no debo. Esta es la batalla de todos los días, aunque reconozco Señor que he dejado de orar y leer tu palabra, por eso me siento como desprotegido, los dardos del enemigo me han herido.
Pero en éste momento y en éste lugar yo te pido con todo mi corazón que me perdones, que sanes mis heridas y me levantes, una vez más en tu luz para poder pelear, pero ahora no en mis fuerzas sino en EL NOMBRE DE JESÚS.

martes, 10 de julio de 2007

Jesús ven a caminar por mi historía / Autor: P. Gustavo Jamut

Cristo Jesús, Salvador deseado y esperado de la historia, de mi historia, ven a caminar por ella: pasado, presente y futuro.
Tú, que caminaste por caminos, senderos y calles de pueblos y ciudades, camina hoy por mí y bendíceme con tu amor.
Tú, que curaste a los leprosos, cura la lepra espiritual que hay en mí, y que produjo como consecuencia aquellos pecados que por ser soberbio, débil o ignorante, me sumieron en la enfermedad. Clávalos en Tú cruz y unge mis heridas con Tú bendita sangre.

Tu que abriste los oídos de los sordos, cura y libérame del espíritu de sordera que no me deja percibir tu amor, escuchar tu voz, discernir tu voluntad y escuchar el clamor de los hermanos que sufren.
Tú, que devolviste la vista a los ciegos, libérame del espíritu de ceguera que no me permite verte en mí constantemente y vivir en alabanza por tu inigualable belleza.

Tú, que sanaste a los epilépticos y a los mudos, libérame de los espíritus de epilepsia y mudez, que me impiden expresarme y transmitir tu Palabra con sabiduría, prudencia, claridad, afecto y firmeza.

Tu, que hiciste caminar a los paralíticos, libérame del espíritu de parálisis en mis piernas que me dejan postrado largo tiempo haciéndome perder la virtud de la alegría y no se hacia donde dirigirme para hacer tu voluntad.

Tú, que resucitaste a los muertos, resucita las áreas de mi historia, de mi vida que están marchitas, agonizantes o muertas.
Tú, que liberaste a los poseídos por el espíritu del mal, libérame de toda fuerza o cercanía de espíritus malignos, y cólmame de tu Santo y Dulce Espíritu para que por Tu gloria brillen los dones y carismas que me diste.

Envíame a tus santos Arcángeles y Ángeles para que me guíen a lo largo del camino. Amen.

lunes, 9 de julio de 2007

Entrevista a Martín Kugler - Fundador de Europe4christ: "Cristiano sal del gueto y manifiéstate" / Autor: Lluis Amiguet

Como podeís comprobar hoy ha sido un día de mostrar en este blog distintas voces que nos hablan del Dios del Amor. El diario La Vanguardia Española publicaba hoy en su contraportada una entrevista que reproducimos por su interés:

MARTIN KUGLER · FUNDADOR DE EUROPE4CHRIST"¡Cristiano, sal del gueto y manifiéstate!"LLUÍS AMIGUET - 09/07/2007

Tengo 44 años. Nací en Viena. Soy historiador. Estoy casado con una católica militante como yo, tenemos dos hijos y esperamos el tercero. Hemos fundado un movimiento social y político contra el relativismo moral que condena la fe al gueto de lo privado: ¡todos los europeos tenemos derecho a ser cristianos y a poder proclamarlo con orgullo!

- Los cristianos en Europa hoy vivimos en un doble gueto: voluntario e involuntario.

- No se resigne: explíquenos.

- Al gueto involuntario nos confinan a los cristianos europeos, porque cuando intentamos defender nuestra fe en público nos reprimen arguyendo que la fe pertenece exclusivamente al ámbito de lo privado.

- Pues en la contra diga lo que quiera.

- Pero es que, además, nosotros los cristianos nos autorrecluimos en otro segundo gueto y éste aún es más triste, porque es voluntario: cuando nos insinúan que nos guardemos nuestra fe para nuestras conciencias, nos quedamos en un rincón y no discutimos.

- ¿No le parece lo más prudente?

- Es cobarde. Es cómodo. Es una actitud que lamento y que ha tenido que echarnos en cara curiosamente un judío, Joseph Weiler, en su libro Una Europa cristiana.

- ¿En qué sentido?

- Weiler lamenta la laicización de Europa y la restricción de la fe al exclusivo ámbito de lo privado, porque sostiene que, como creyente judío, se siente más seguro en una Europa religiosa que en una laica.

- Hay quien siente precisamente lo opuesto.

- Creo que existe una gran diferencia entre tolerancia y relativismo, y que quienes quieren una Europa atea pretenden que confundamos ambos conceptos.

- Pues sáquenos del error, señor Kluger.

- Podemos convivir perfectamente en Europa todos - creyentes y no creyentes- sin que nadie tenga que renunciar ni a sus propias convicciones ni a manifestarlas en público: eso es tolerancia.

- Nadie cuestionaría esa afirmación.

- Pero, en cambio, se sostiene que lo democrático es ser relativista: renunciar a tener principios firmes y aceptar, al menos en público y si también es en privado mejor, que hay que renunciar a la fe para no ofender a nadie, porque en realidad no hay grandes credos ni grandes verdades... Todo es relativo.

- Ésa es la esencia de la fe posmoderna.

- Ese relativismo permite la persecución de cualquier signo externo de fe religiosa.

- Por ejemplo...

- Cuando se persiguen los símbolos cristianos, como British Airways al prohibir a una azafata llevar crucifijo, se condena no sólo al cristianismo y sus símbolos, sino a cualquier fe religiosa y los suyos. Así se está confinando la manifestación de la cristiandad al gueto.

- British sirve a todas las religiones...

- ¡Por eso mismo no debería ofender a nadie que yo exhiba mi cruz con orgullo!

- ¿No le molestaría a usted que la azafata llevara chador?

- Es diferente...

- ¿Le parece bien que prohíban el chador en los colegios?

- Sí, pero es un caso diferente: la cruz no es la manifestación simbólica de una militancia política, pero el chador, sí. Algunos musulmanes lo han convertido, desgraciadamente, en el símbolo de una práctica radical.

- ¿Y si dejamos para el hogar de cada cual sus símbolos? Allí que adore a quien quiera.

- ¡No es posible! Dejar una pared blanca en un hospital allí donde antes hubo una capilla es una afirmación de ateísmo. Esa pared blanca es un símbolo ateo, porque está diciendo que no hay nada más ante la muerte y la enfermedad que el vacío.

- ¿Cree usted que cada pared blanca es una declaración pública de ateísmo?

- Esa pared blanca en un hospital allí donde antes hubo un símbolo religioso, hoy es un símbolo ateo.

- Pero una pared blanca en principio no molesta a nadie, sea musulmán o zen.

- De nuevo cae usted en el error de confundir tolerancia y relativismo. Se puede ser tolerante exhibiendo los símbolos religiosos de los demás sin renunciar por ello a afirmar los propios y sin asumir los símbolos ateos.

- ¿Y si cada uno reza en su casa al Dios de cada uno, si lo tiene y quiere?

- El relativismo que usted parece defender es muy banal, en el fondo es pasotismo, por cierto, una palabra para la que no encuentro traducción en mi alemán natal.

- Cada idioma es un modo de vivir.

- Ese pasotismo en el fondo es falta de solidaridad y de comprensión con los que sí tenemos una fe íntima que consideramos que debemos asumir también en público.

- ¿Por qué lanza usted esta cruzada?

- Mi esposa y yo vivíamos en Bruselas cuando estalló el caso Butiglione. Y nos indignamos. Pensamos que teníamos que reaccionar como católicos y apoyarle.

- Al parecer, el comisario europeo Butiglione hizo unas declaraciones homófobas.

- Sólo cometió el error, para el totalitarismo laicista, de matizar: "Tal vez en mi interior pueda pensar que la homosexualidad es un pecado". Los titulares al día siguiente le atribuían: "La homosexualidad es un pecado".

- Un político tiene que cuidar su lenguaje.

- Se le penalizó y se le persiguió, pero no por homofobia, sino por atreverse a mostrar en público su moral cristiana privada.

- ¿Y qué decidieron ustedes?

- Creamos Europe4christ.net: movimiento ecuménico y económico que pide a todos los cristianos europeos tres acciones inmediatas: rezar e invitar a los amigos y compañeros a rezar en público un padrenuestro por una Europa cristiana.

- ¿Y ya está?

- Llevar en algún sitio visible - su coche, la chaqueta, su despacho...- un símbolo inequívoco de sus creencias cristianas.

- ¿Algo más?

- Europa fue creada por el humanismo cristiano, por eso editamos una Carta de Europa en diez idiomas sobre fe y sociedad.


IDENTIDAD
Kugler habla un castellano impecable que aprendió como voluntario altermundista en Guatemala y es autor de una estimable tesis sobre la Iglesia católica austriaca bajo el nazismo. Como habrán adivinado, concluye que los cristianos opusieron más resistencia a Hitler de lo consignado por la historia oficial: "Si los católicos austriacos hubieran sido tan anexionistas, Hitler no habría tenido que invadirlos". Los Kugler han vivido en Bruselas, conocen los resortes de la UE y han incorporado a su grupo a banqueros como Norbert Walter, militares como Philippe Morillon, aristócratas como Otto de Habsburgo, deportistas como Vatanen y al ex conseller Miró i Ardèvol. Sean todos bienvenidos al vibrante debate sobre la identidad de Europa.

Dios tiene confianza en tí / Autor: Giancarlo Pravettoni SdC Obra Don Guanella

Dios tiene confianza en ti
de otra manera, ¿para qué te hubiera traído al mundo?
El está contigo, y tú no estás solo.
Dios busca un alma como casa
y un corazón donde entrar y estar en compañía.
Tantos corazones están cerrados y prisioneros de la
soledad y del aburrimiento;
podrían, en cambio, estar abiertos para recibir al
personaje más importante,
la luz más fascinante, la amistad más bella.
Dios está a la puerta de tu corazón y llama para entrar
y compartir contigo la vida con sus pequeños y grandes
problemas,
pero también con sus simples y grandes alegrías.
En sus manos estás seguro:
pon tu corazón junto a tu Señor y vivirás en paz.
Ábrele la puerta de tu corazón y de tu vida,
de tus sufrimientos, de tus miedos y angustias.
Entonces tu aburrimiento y tu soledad se llenarán de una
compañía divina
y todo el mundo se convertirá en tu casa.

Las causas por las cuales el imán de Dios no nos atrae / Reflexiones de San Francisco de Sales

San Francisco de Sales decía: “cuando un alma no es atraída por el imán de Dios se debe a tres causas: o porque ese hierro está muy lejos; o porque se interpone entre el imán y el hierro un objeto duro, por ejemplo una piedra, que impide la atracción; o porque ese pedazo de hierro está lleno de grasa que también impide la atracción”.

Y continúa explicando San Francisco de Sales:

- “Estar lejos del imán significa llevar una vida de pecado y de vicio muy arraigada”.
- “La piedra sería la soberbia. Un alma soberbia nunca saborea a Dios. Impide la atracción”.
- “La grasa sería cuando esa alma está rebajada, desesperada, por culpa de los pecados carnales y de la impureza”.

Y da la solución:

- “Que el alma alejada haga el esfuerzo del hijo pródigo: que vuelva a Dios, que dé el primer paso a la Iglesia, que se acerque a los Sacramentos y verá cómo sentirá la atracción de Dios, que es misericordia”.
- “Que el alma soberbia aparte esa piedra de su camino, y verá cómo sentirá la atracción de Dios, que es dulzura y bondad”.
- “Que el alma sensual se levante de su degradación y se limpie de la grasa carnal y verá cómo sentirá la atracción de Dios, que es pureza y santidad”.

La libertad encuentra su sentido en el Amor / Autor: SS Benedicto XVI


Hoy meditemos acerca de libertad y seguimiento de Cristo. El evangelista Lucas narra que «cuando estaba por cumplirse el tiempo de su elevación al cielo, Jesús se encaminó decididamente hacia Jerusalén» (Lucas 9, 51). En la expresión «decididamente» podemos entrever la libertad de Cristo. Él sabe que en Jerusalén le espera la muerte en la cruz, pero obedeciendo a la voluntad del Padre se ofrece por amor.

En esta obediencia al Padre Jesús realiza su propia libertad, opción motivada conscientemente por el amor. ¿Quién puede ser más libre que Él, que es omnipotente? Él no vivió su libertad como albedrío o dominio. La vivió como servicio. De este modo, «llenó» de contenido la libertad, que de otro modo se hubiera convertido en una posibilidad «vacía» de hacer no de no hacer algo.

Al igual que la vida del hombre, la libertad encuentra su sentido en el amor. ¿Quién es el más libre? ¿Quien se ahorra todas sus posibilidades por miedo de perderlas o quien se entrega “decididamente” al servicio y de este modo se descubre lleno de vida por el amor que ha entregado y recibido?

El apóstol Pablo, escribiendo a los cristianos de Galacia, en la actual Turquía, dice: «hermanos, habéis sido llamados a la libertad; sólo que no toméis de esa libertad pretexto para la carne; antes al contrario, servíos por amor los unos a los otros» (Gálatas 5, 13).

Vivir según la carne significa seguir la tendencia egoísta de la naturaleza humana. Vivir según el Espíritu, por el contrario, es dejar que las intenciones y obras sean guiadas por el amor de Dios, que Cristo nos ha dado.

La libertad cristiana, por tanto, no es ni mucho menos albedrío; es seguimiento de Cristo en el don de sí hasta el sacrificio de la cruz. Puede parecer una paradoja, pero el Señor vivió la cumbre de su libertad en la cruz, como cumbre del amor. Cuando en el Calvario le gritaban: «Si eres el Hijo de Dios, ¡baja de la cruz!», él demostró su libertad de Hijo quedándose precisamente en ese patíbulo para cumplir hasta el final con la voluntad misericordiosa del Padre.

Esta experiencia la han compartido otros muchos testigos de la verdad: hombres y mujeres que han demostrado ser libres incluso en la celda de una cárcel o bajo las amenazas de la tortura. «La verdad os hará libres». Quien pertenece a la verdad nunca será esclavo de ningún poder, sino que sabrá siempre hacerse libremente siervo de los hermanos.

Contemplemos a María santísima. Humilde esclava del Señor, la Virgen es modelo de persona espiritual, plenamente libre, pues es inmaculada, inmune al pecado y totalmente santa, entregada al servicio de Dios y del prójimo. Que con su materna atención nos ayude a seguir a Jesús para conocer la verdad y vivir la libertad en el amor.



Palabras que pronunció SS Benedicto XVI después de rezar la oración mariana del Ángelus domingo 1 de julio.

domingo, 8 de julio de 2007

Estamos siempre ocupados. ¿Dios espera de nosotros que estemos todo el día distraidos? Autor: www.reinadelcielo.org

Nos han enviado un correo muy ilustrativo. Siempre se habla del mal con ambigüedades y misterio. San Pablo nos advierte en su carta a los Efesios que luchamos contra espíritus, dominaciones, potestades...En definitiva contra el mal personificado en Satanás, que se sirve de muchas cosas para impedir que hagamos la voluntad de Dios. Su deseo es hacernos famosos e importantes a nosotros. Quiere evitar que Dios sea el centro de nuestra vida.

Por eso el mail que nos han enviado nos parece importante. De forma muy gráfica nos advierte del verdadero combate espiritual que debemos librar cada día para seguir siendo fieles a Jesús el Señor por el don de su Espíritu Santo perseverando en el Amor del Padre del Cielo. El príncipe de este mundo nos impulsará a hacer las obras de la carne: envidias, disensiones, orgullos, altanerías...La voluntad de Dios es que instauremos los frutos del Espíritu: amor, paz, humildad...Nuestra libertad está siempre eligiendo entre hacer el bien o el mal aún a veces sin tener conciencia. Lean, oren y cada cual sea iluminado por el Espíritu Santo:

Distráiganlos durante todo el día... /Autor: www.reinadelcielo.org

Creer en el bien implica también creer en el mal. Creer en el Cielo involucra ineludiblemente creer en el infierno también. Esto es una verdad bíblicamente revelada. ¿Pero cómo actúa el mal sobre nosotros?.

En este cuento que reproducimos, tenemos graficadas muchas de las trampas que el mundo nos hace a diario para alejarnos de Dios. Leerlo es encontrar consuelo y explicaciones a muchas de nuestras angustias y culpas. Pero debe servir para estar más fuerte al enfrentar los engaños a los que nos vemos sometidos en forma permanente.

El cuento dice así:

Satanás llamó a una convención mundial de demonios. En su alocución de apertura dijo:

"No podemos evitar que los cristianos concurran a la Iglesia. No podemos evitar que lean sus Biblias y conozcan la verdad. Tampoco podemos evitar que se entreguen a una íntima relación con su Salvador. Cuando llegan a esa situación con Jesús, nuestro poder sobre ellos se rompe. Así que, dejémosles concurrir a sus Iglesias, dejémosles tener sus reuniones sociales y cenas, pero robémosles el tiempo, así no tendrán oportunidad de desarrollar una relación con Jesucristo".

Esto es lo que quiero que hagan: "Distráiganlos durante todo el día".

¿Cómo haremos esto?, gritaron los demonios.

"Manténganlos ocupados en trivialidades de la vida e inventen innumerables cuestiones para ocupar sus mentes".

"Tiéntenlos a gastar, gastar, gastar, y pedir, pedir, pedir prestado. Persuadan a sus esposas a salir a trabajar por largas horas y a los maridos a trabajar 6 o 7 días cada semana, 10 a 12 horas diarias; así ellos podrán mantener ese estilo vacío de vida".

"Eviten que pasen tiempo con sus hijos. Como su familia se fragmentará, pronto sus hogares no encontrarán salida a las presiones del trabajo".

"Sobre estimulen sus mentes, así ellos no podrán oír aquella voz calma y suave".

"Tiéntenlos a escuchar mucho la radio, CD o cassettes cuando conducen sus automóviles. Mantengan continuamente sus TV, sus grabadoras, sus CD y sus computadoras encendidas en sus hogares".

"Asegúrense que cada negocio y restaurante en el mundo pase constantemente música popular; ello contribuirá a llenar sus mentes y romper su unión con Cristo".

"Llenen las mesas con revistas y diarios de actualidad. Repiqueteen en sus mentes con noticias mundiales así 24 horas al día. Invadan las rutas con carteles publicitarios. Inunden sus buzones con envíos postales inútiles, catálogos, publicidades y toda clase de propaganda y promoción ofreciendo productos gratis, servicios y falsas esperanzas. Presenten hermosas y delgadas modelos en revistas, películas y TV, así los esposos creerán que la belleza exterior es lo importante, y quedarán insatisfechos con sus esposas."

"Mantengan a las esposas muy cansadas para amar a sus maridos a la noche. Denles dolores de cabeza, también. Si no les dan a los esposos el amor que ellos necesitan, ellos comenzarán a buscarlo afuera. Esto fragmentará la familia rápidamente".

"Denles un Santa Claus para distraer a sus hijos de la enseñanza del verdadero significado de Navidad. Denles un conejillo de Pascuas para no hablar de su resurrección y su poder sobre el pecado y la muerte. Aún en sus recreaciones, que lo realicen en exceso. Hagan que al regreso de sus recreaciones estén exhaustos. Logren que estén tan ocupados que no puedan ir a observar la naturaleza y el reflejo de Dios en la Creación. Envíenlos a los parques de diversiones, eventos deportivos, juegos, conciertos, y cines, en su reemplazo. Manténganlos ocupados, ocupados, ocupados".

"Y cuando se reunan para una reunión espiritual, procuren que estén atentos a chismes y habladurías para que concluyan con conciencias preocupadas".

"Llenen sus vidas con muchas cosas triviales de tal modo que no les quede tiempo para la Palabra o buscar el poder de Jesús. Pronto ellos estarán trabajando en su propia fuerza, sacrificando su salud y su familia."

¿Esto funcionará?. Era realmente un gran plan!.

Los demonios se fueron ansiosos a sus puestos asignados procurando que los cristianos en todos lados estuvieran más ocupados y apurados, yendo de aquí para allá, teniendo muy poco tiempo para su Dios o sus familias o para hablarles a otros del poder de Jesús.

¿Tuvo el diablo éxito en su planteo?. ¡Tú eres el juez!.

Tu visión se volverá más clara sólo cuando puedas ver dentro de tu corazón.

sábado, 7 de julio de 2007

"Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores" / Autor: LuisMaria

Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 9, 9-13
En aquel tiempo, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado a su mesa de recaudador de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Él se levantó y lo siguió.
Después, cuando estaba a la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores se sentaron también a comer con Jesús y sus discípulos. Viendo esto, los fariseos preguntaron a los discípulos: “¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?” Jesús los oyó y les dijo: “No son los sanos los que necesitan de médico, sino los enfermos. Vayan, pues, y aprendan lo que significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”.



Meditación


Mateo es el mismo a quien Marcos y Lucas llaman Leví. Por ser recaudador de impuestos no se le debía tratar, decían los fariseos que se escandalizan de que Jesús lo llame y coma con él.

En donde quiera que estemos, un buen día, Jesucristo llega a nosotros como llegó a Mateo. De donde sea, sale Jesús a nuestro encuentro y nos puede convertir de católicos de nombre y por herencia, en personas que, convencidas y decididas, opten personalmente por Él. La gracia del Espíritu Santo, que está siempre esperándonos, puede incidir en la voluntad cuando menos lo hayamos pensado. Es la voz del Señor que nos dice “Sígueme”, y como Mateo, nos toca levantarnos de donde estemos anclados y abrirnos al diálogo para escuchar, en oración, lo que pide y necesita de nosotros.

Reflexión Apostólica

Hemos de sentir la urgencia de dar a conocer a Jesucristo, de apoyar a la Iglesia y a los apostolados. Anunciemos la misericordia del Señor y trabajemos porque no se ignore el pecado y se abran las personas a su perdón.


Propósito


Voy a hacer una buena confesión.

Confía en Maria que es Madre y te ama profundamente. Oremos juntos.

Vivir actitudes del Evangelio cada día / Autores: Arturo y Conchi

Elige el Amor:
Dios es Amor. Sigue sus pasos. Nada ni nadie podrá separarnos del Amor de Dios. Sólo nosotros podemos optar por senderos de envidia, mediocridad, premeditaciones ocultas y vanidades.

Escoge la paciencia:
En vez de quejarte porque tienes que esperar demasiado tiempo, sé agradecido por tener un momento de oración. Escucha a Dios: acoge su paz y su visión de las cosas.

Escoge la bondad:
Sé bondadoso con los pobres, porque ellos están solos muy a menudo. Practica la bondad también con los ricos, porque muy frecuentemente tienen miedo. Sé bondadoso con los duros de corazón, y así comprenderás cómo Dios trata contigo.

Escoge la benevolencia:
Prepárate para reconocer tus faltas antes que culpar, y para ser examinado, antes que para vanagloriarte. "No juzgues y no serás juzgado. No condenes y no seras condenado. Bendice. Ama a tus enemigos."

Escoge la honradez:
Cumple tus promesas, para que tus acreedores nunca lamenten haber confiado en ti, para que tus amigos nunca cuestionen tu palabra, ni tu familia dude de tu amor.
Dí sí cuando sea que sí y no cuando corresponda. Evita las palabras vanas. Utiliza como Jesús aquellas que dan vida a los demás.

Escoge la mansedumbre:
Nada se gana por la fuerza. Si levantas tu voz, hazlo para alabar. Si aprietas los puños, hazlo para orar. Si haces una exigencia, haz que sea primero acerca de ti mismo.

Esta es la voluntad de Dios para todos. Sólo Él puede darnos la gracia de poder ponerlos en práctica cada día. Haznos Señor criaturas cada vez más semejantes a Ti.

Alonso Yañez nos manda este texto por correo electrónico que completa nuestro itinerario de cada día:

HOY SEMBRARÉ

Hoy sembraré una sonrisa;
Para que haya mas alegría.

Hoy sembraré una palabra consoladora;
Para cosechar serenidad.

Hoy sembraré un gesto de caridad;
Para que haya más amor.

Hoy sembraré palabras y gestos de verdad;
Para que no crezca la mentira .

Hoy sembraré serenidad de acciones;
Para colaborar con la paz.

Hoy sembraré un gesto pacífico;
Para que haya menos nervios.

Hoy sembraré en mi mente una buena lectura;
Para el gozo de mi espíritu.

Hoy sembraré justicia en mis gestos y palabras;
Para que reine la verdad.

Hoy sembraré un gesto de delicadeza;
Para que haya más bondad.

Hoy sembraré una oración;
Para que el hombre esté más cerca de Dios.

martes, 3 de julio de 2007

Dar la vida: Amar como Dios nos Ama / Autor: Arturo López

Juan 20, 24-29

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor». Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré». Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: «La paz con vosotros». Luego dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente». Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío». Dícele Jesús: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído».


Me identifico totalmente con Tomás el mellizo. Me siento débil en mis pobrezas y cada día oro al Señor pidiéndole la gracia de creer sin haber visto. Tengo además un problema añadido: aunque esté muy decaído, hundido, deprimido y desolado, yo no puedo negar que he visto la obra de Dios en mi vida. Por tanto ¿a qué se deben las dudas, los miedos, los titubeos?. Responden a algo muy esencial: las heridas de la vida, producidas en nosotros por el mal de los pecados propios y ajenos, nos hacen dudar, cuando somos zarandeados por cualquier dificultad.

Un día mi padre espiritual, Jaime Burke O.P. compartió durante una comida con mi esposa y mis hijos: "todos los miedos en nosotros provienen del temor inconsciente a morirnos que habita en nuestro corazón. A medida que vamos dejandonos moldear por Dios, día a día, esos miedos se transforman en una total confianza en Cristo". Tenemos miedo a perder el trabajo, la salud, los amigos, el prestigio, la familia, la casa, el coche...Tenemos miedo a la oscuridad, a ser vulnerables, a no ser tenidos en cuenta, a ser humillados...Y miedo a perder nuestro cuerpo, que todo se acabe y no exista en realidad la vida eterna.

Esto no lo racionalizamos textualmente así en nuestra mente de forma consciente. Nuestras actitudes prácticas delatan que sí lo vivimos de esta forma. Sabemos doctrinalmente, por los Evangelios, por nuestra fe y relación con Dios, que la única promesa que Jesús nos ha hecho es la "vida eterna". Sin embargo, como Tomás, dudamos cuando pensamos en esa vida infinita en el corazón de Dios, que Él mismo pensó desde siempre para nosotros. No tengo ninguna duda racional, ni de fe, respecto a esa vida eterna, pero cuando determinadas situaciones me han interpelado he visto mi pobreza y la necesidad de decir "Señor mio y Dios mio", como Tomás.

Todavía estoy impresionado por una historia que he vivido. Un testimonio implacable de fe en la vida eterna y en las promesas de Jesús, que me ha hecho preguntarme como actuaría yo si me encontrará en una situación similar. La verdad es que, ante cualquier desgracia o dolor, no negaría que he visto en mi vida la gloria de Dios. Dudo que pudiera imitar a la madre que tuvo la siguiente vivencia, hace ahora unos tres años:

Una de las personas, que más bien espiritual y humano me ha hecho en mi vida, tenía un amigo sacerdote, que conocí y con quien compartimos momentos de dificultad y combate. El sacerdote iba a cumplir pronto los 50 años. Sucedió que una hermana suya menor enfermó de cáncer y después de una larga batalla con la enfermedad falleció. El sacerdote, hombre de profunda relación con Dios y de una entrega al Señor incuestionable, celebró el funeral por su hermana. Es obvio el dolor humano que supuso para la familia perder a una joven en plena madurez. La madre era viuda y su hijo sacerdote estuvo conviviendo con ella los días posteriores a la muerte de la joven.

Transcurrida una semana desde el día del entierro, el sacerdote se empezó a encontrar mal. Estaba en el salón de la casa y se lo dijo a su madre. Creía que era una indisposción transitoria. A los pocos minutos falleció. Sí es difícil para una madre perder una hija joven, no podemos dudar de lo que supone quedarse sin dos hijos en el periodo de siete días.

La persona, que me presentó al sacerdote, fue desolada a ver a la madre de los dos difuntos. Contrariamente a lo previsible la halló llena de una paz inexplicable y que decía con un aplomo testimonial profundo: "Dios me los regaló y a Él han vuelto. Bendito y alabado sea el Señor por los miles de días felices que he podido vivir con ellos". Esto, pese al dolor, sería lo que de todo corazón deberíamos testimoniar todos los cristianos y católicos ante el fallecimiento de un ser querido. Las palabras de aquella madre no eran un autoconsuelo sentimental sicológico, sino un testimonio vivo que Dios guia sus pasos. Ella consoló a conocidos, compañeros sacerdotes del hijo, familiares y amigos ante este encadenamiento de fallecimientos.

He comentado, que hoy todavía estoy impresionado por este testimonio. Cuando conocí al sacerdote fallecido, él había terminado Teología y tuvo que superar muchos contratiempos hasta su ordenación. Siempre quiso servir a Dios y tuvo el deseo de ejercer el presbiterio como Jesús: Amando sin limites. En el verano de 1997 pasaba yo por una situación muy difícil y este sacerdote y otro compañero me acogieron en su casa. Él trabajaba en las pastoral de la salud. Se compró una gran furgoneta para trasladar a los enfermos imposibilitados que atendía. Marchaba a primera hora de la mañana de casa y cuando volvía, muchas veces eran las once de la noche. Después de todo el cansancio, de atender a tantas personas con problemas, cenaba, cogía la guitarra y se dirigía sólo a la capilla a dar gracias a Dios. Allí permanecía hasta la madrugada adorando a su Señor. Para él cada día esa era su vida.

Cuando supe de su fallecimiento, la muerte anterior de la hermana y del testimonio de su madre, no podía dejar de preguntar al Señor: "-¿Cómo es posible que hayas llamado a la casa del Padre a un sacerdote que te servía con tanto celo, era tan joven y además un testimonio vivo del Evangelio?". Hoy, tres años después, mi fe ha madurado interiormente y Dios me ha hecho comprender lo importante que es vivir cada segundo de nuestra vida haciendo su voluntad, amando como Él Ama.

"Dios es Amor" dice la primera carta de Juan. Dios amó tanto al mundo que nos entregó a su Hijo Único para rescatarnos a todos del pecado. "No hay amor más grande que aquel de quien da la vida por sus amigos", dice Jesús. Amar como Dios ama es aprender a dar la vida por los demás. Normalmente, todos los que somos padres daríamos nuestra vida por salvar a nuestros hijos de cualquier contrariedad o desgracia. Eso esta bien, pero el Amor de Dios, que debe ser nuestra fuente de vida, consiste en darnos totalmente. Dios Padre entrega a su Hijo Único. La Virgen María, la madre de Jesucristo, entrega también a su hijo y permanece al lado de la cruz, sabiendo que se esta cumpliendo la voluntad de Dios, la salvación de toda la humanidad.

El paso del amor humano al Amor de Dios consiste en dejarse transformar por el Espíritu Santo, para ser capaces de dar toda nuestra vida libremente, para que los demás puedan vivir una experiencia poderosa de conocimiento de Cristo Resucitado. Afirmo todo esto con toda humildad y conociendo todas mis limitaciones para vivirlo. Se que este texto de hoy, podrá ser digerido aparentemente mejor, por personas iniciadas en una oración constante. La llamada de crecer en el Amor de Dios es para todos. Han tenido que pasar muchos años para que lo haya comenzado a interiorizar en mi vida. Pidamos la gracia al Señor para que nos haga escuchar la llamada a Amar sin limites, como hizo el sacerdote amigo. Yo no dudo que estará gozando de la vida eterna.

domingo, 1 de julio de 2007

Nuestros caminos no son los caminos de Dios / Autor: Arturo López

Han pasado ya veinte años. Un matrimonio recién casado, los dos licenciados, recibieron la propuesta de dirigir y configurar una empresa, con un equipo de 20 personas, con capital mixto, de empresarios privados y de una institución pública del Estado. Ellos eran personas de fe piadosa, que siempre habían acudido a la Iglesia Católica, desde pequeños.

Comentaron la propuesta de constituir esa empresa a amigos y familiares con todo el gozo y la ilusión de crear algo nuevo. Unos días después una persona de profunda oración y de su confianza se dirigió a ellos y les explicó: "he orado por el proyecto de nueva empresa y no es la voluntad de Dios que trabajen para quienes se lo han pedido". Conozco al matrimonio personalmente y me contaron que su reacción fue de total desconcierto: "Si no tenemos un buen trabajo, ¿cómo Dios no va a querer que aprovechemos esta oportunidad para ganar nuestro sustento honradamente?. La persona que ha escuchado eso en oración es muy buena y piadosa pero seguramente está equivocada".

El matrimonio en lugar de orar implorando "hagase tú voluntad Señor", se dirigía a Dios pidiendo "danos este trabajo que lo necesitamos". Pero paralelamente iniciaron la constitución de la empresa. Se contrataron las 20 personas y empezó el negocio. El capital era mayoritariamente de la institución pública del Estado. La empresa duró 70 días.

Sin previo aviso los responsables políticos de la institución pública dijeron que la empresa no era rentable y no estaba cumpliendo los objetivos, que estaban por escrito. Todo esto era falso. Las previsiones se habían alcanzado con creces a nivel económico. Sin embargo, los miembros políticos del Consejo de Administración, quisieron aprobar, con el beneplácito del matrimonio amigo, que las perdidas eran de 18 millones de pesetas en lugar de el medio millón real.

El matrimonio se empezó a dar cuenta que la persona que había escuchado al Señor no se había equivocado. Ellos eran quienes debían haber orado para que Dios iluminará su corazón en esta situación. Se despidieron a todos los trabajadores con la amenaza especial para el matrimonio amigo que no encontrarían nunca más ningún trabajo si no firmaban las falsas perdidas.

Pese a las amenazas la pareja no firmó la falsedad. Luego, al estar sin trabajo se deprimieron. No obstante, Jesús estaba llamando a sus corazones y aprovecho esa delicada situación para atraerlos hacia Él y que tuvieran una poderosa experiencia del Amor de Dios. Ellos iniciaron una nueva vida en Cristo y desde hace 20 años, cada uno de ellos pone en oración cada cosa que debe realizar en la vida.

Es así como Dios nos quiere, a su lado, dependiendo siempre de Él, confiando en que sus caminos no son nuestros caminos y por tanto debe enseñarnos las veredas que debemos tomar en cada cuestión.

Padre Santo, enseñanos a escuchar tú voz, como lo hacía Jesús, dedicando cada día tiempo. Danos la gracia de perseverar en ponernos ante Ti. Pon en nosotros Tú mirada. Que veamos todo según Tú visión. Haznos dóciles. Curanos interiormente y conviertenos en cada vez más semejantes a Ti. Amén.