2 de agosto de 2013.- (Danilo Picart / PortaLuz / Camino Católico) Juan Carlos Ruiz es un testigo del infierno. Tal cual. Fue sexualmente abusado en la infancia y la drogadicción sumó huellas. Perdió la movilidad de sus piernas y rozó la muerte. Pero levanta la voz para testimoniar que otra vida es posible. Es un apóstol entregado a liberar a sus hermanos adictos.
Violencia, abuso y abandono fueron el ultraje a su inocencia de niño. Su familia tenía todo lo que el mundo valora… dinero, propiedades, una empresa textil, pero Juan Carlos Ruiz no era feliz. Hijo de un padre violento y una madre despreocupada, el niño ocultó, abandonado, los reiterados abusos sexuales de su tío. Luego, la consecuencia… a los 12 años, fue seducido por las drogas. “Me acuerdo que muchas veces mi familia no me entendía, me preguntaban qué me pasaba. Y yo les decía nada, no me pasa nada. Claro, por fuera trataba de hacer que no pasara nada aunque por dentro estaba hecho pedazos”. Leer más...
No hay comentarios:
Publicar un comentario