viernes, 30 de agosto de 2013

Aleksandr Filonenko, físico nuclear y filósofo, veía la fe «aburrida» y «de débiles», hasta que leyó a un cura del gulag

«Los cristianos, somos los que podemos volver a dar un rostro a las personas, haciéndolas salir del anonimato. Esto no es algo que se puede organizar. Por esto rezo siempre al Señor para que haga de mí sus brazos, pero dándome siempre alguien a quien seguir»

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