“Nosotros pedimos una gracia, pero no nos atrevemos a decir: ‘Pero ven Tu a traérmela’ . Sabemos que una gracia siempre es Él quien la trae: es Él el que viene y nos la da. No hagamos el ridículo de tomar la gracia y no reconocer a Aquel que nos la trae, a Aquel que nos la da: el Señor”
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