“La intimidad de la Iglesia con Jesús es una intimidad itinerante, supone un salir de sí, un caminar y sembrar siempre de nuevo, siempre más allá. Vayamos a otra parte a predicar a las aldeas vecinas porque para eso he venido, decía el Señor. Es vital para la Iglesia no encerrarse, no sentirse ya satisfecha y segura con lo que ha logrado”
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