“¿Recordamos que en el Bautismo hemos recibido el «sello» de nuestro Padre celestial y hemos sido hechos hijos suyos? Aquí está la raíz de la vocación a la santidad. Y los santos que hoy veneramos son precisamente los que han vivido de modo coherente su bautismo, han conservado íntegro el «sello» comportándose como hijos de Dios, buscando imitar a Jesús; y ahora han llegado a la meta, porque al final «ven a Dios tal cual es»”
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