“Somos viandantes, no errantes. En camino, pero sabemos dónde vamos. Los errantes no lo saben. Somos peregrinos pero no vagabundos, come decía san Juan Pablo II. También nosotros podemos caminar junto a los hermanos y hermanas que están tristes y desesperados, y encender sus corazones con el Evangelio, y partir el pan con ellos, el pan de la fraternidad”
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