* «La condición esencial para conservar este don es la oración. Rezar las oraciones que conocemos desde niños, pero también rezar con nuestras palabras, rezarle al Señor: ¡ayúdame! ¿Señor qué debo hacer ahora? Y con la oración hacemos el espacio para que el Espíritu venga y nos ayude en ese momento, y nos aconseje sobre lo que nosotros debemos hacer»
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