«Las noticias que llegan de Irak son desgraciadamente muy dolorosas. Deseo unirme a los obispos del país para apelar para que, a través del diálogo, se preserve la unidad nacional y se evite la guerra. Son cerca de miles de familias, especialmente los cristianos, los que tuvieron que abandonar sus hogares y están en grave peligro. La violencia engendra más violencia, el diálogo es la única forma de paz. Pidamos a la Virgen por el pueblo de Iraq»
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