«Jesús, ante el Padre, ¡no acusa nunca! Al contrario: ¡defiende! Es el primer Paráclito. Después nos envía el segundo, que es el Espíritu. Él es el defensor: está ante el Padre para defendernos de las acusaciones. ¿Quién es el acusador?. En la Biblia se llama “acusador” al demonio, Satanás. Jesús juzgará, sí: al final del mundo, pero mientras tanto intercede, defiende…»
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