* «Nosotros debemos abrirnos a las periferias, reconociendo que también quien está en los márgenes, incluso aquél que es rechazado y despreciado por la sociedad, es objeto de la generosidad de Dios. Todos estamos llamados a no reducir el Reino de Dios a los confines de la “iglesita”, de nuestra iglesia pequeñita»
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