«Y esto debe hacernos pensar: yo estoy apegado a mis cosas, a mis ideas, ¿cerrado? ¿O estoy abierto al Dios de las sorpresas? ¿Soy una persona detenida o una persona que camina? ¿Yo creo en Jesucristo? ¿En Jesús, en lo que ha dicho: que ha muerto, resucitado y termina la historia? ¿Creo que el camino va adelante hacia la madurez, hacia la manifestación de la gloria del Señor? ¿Soy capaz de comprender los signos de los tiempos y ser fiel a la voz del Señor que se manifiesta en ellos?»
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