Tricia Seaman, la enfermera que los ha acogido en casa, explica que «sufría por ella. Sabía que su situación era bastante grave y que es verdaderamente insostenible tener un hijo pequeño y estar ingresada en el hospital. Tenemos que ayudarla. Sólo tenemos que seguir lo que Dios nos pide que realicemos aquí»
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