«La corrupción te da alguna felicidad, te da poder y también te hace sentir satisfecho de ti mismo: no deja espacio para el Señor, para la conversión. La ciudad corrupta... Y esta palabra, ‘corrupción’ hoy nos dice tanto a nosotros: no sólo corrupción económica, sino corrupción con tantos pecados diversos; corrupción con ese espíritu pagano, con ese espíritu mundano. ¡La peor corrupción es el espíritu de la mundanidad!»
No hay comentarios:
Publicar un comentario