«Tenemos miedo de la gratuidad de Dios. Es tan grande que nos da miedo... La salvación no se compra: es un regalo grande. El amor de Dios... ¡es el regalo más grande! Esta es la gratuidad. Y nosotros nos asustamos por esto y pensamos que la santidad se hace gracias a nuestras cosas, y a la larga nos volvemos un poco pelagianos, ¿verdad? La santidad, la salvación es gratuidad»
No hay comentarios:
Publicar un comentario