«El Hijo de Dios va al límite, da la vida, como la dio Jesús por los demás. No puede estar tranquilo cuidándose a sí mismo. Su comodidad, su fama, su tranquilidad. Recordad esto: pastores a mitad camino ¡No! ¡Nunca! Cristianos a mitad camino ¡nunca!»
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