Al actor Lembit Peterson, criado en la Estonia comunista, nadie le habló de Dios, pero rezaba de niño y oraba a Jesús; el teatro le llevó al bautismo y la fe
“De Jesús sólo sabía su nombre, pero el simple hecho de pronunciarlo me daba paz. Jesús, Jesús, repetía muchas veces en mi corazón. Sin saber cómo, empecé a rezar”
* “Me casé muy joven a comienzos de los setenta, lleno de dudas sobre el sentido de la vida, sobre el amor y el dolor. Atravesé una larga noche oscura de la que no quiero hablar. En aquellos momentos de zozobra recurrí a Dios con todas mis fuerzas y me respondió”
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