* «En la Iglesia, toda presidencia proviene de la caridad, se desarrolla en la caridad y tiene como fin la caridad. La Iglesia que está en Roma tiene también en esto un papel ejemplar: al igual que ella preside en la caridad, toda Iglesia particular, en su ámbito, está llamada a presidir en la caridad… Incardinados en la Iglesia que preside en la caridad, dóciles al Espíritu Santo que derrama el amor de Dios»
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