“Mi hija me llamó a medianoche y me preguntó si había estado rezando por ella y su bebé. Le respondí que sí, que todos estuvimos haciéndolo. Ella dijo que se despertó sudando copiosamente y escuchó una voz en su interior que no podía explicar, diciendo ‘no vas a matar a mi hijo’. Ella dijo ‘mamá, no puedo matar a mi bebé, lo voy a tener”
No hay comentarios:
Publicar un comentario