* «Un sacerdote preparaba un viaje a Calcuta. No lo pensé mucho y decidí embarcarme en esa aventura. Ayudé a las Misioneras en las casas que tienen allí, participé de las exposiciones del Santísimo y de las Eucaristías que se celebraban todos los días. Este fue el acontecimiento en el que Dios me dijo: “o me dices sí, o ya no me lo dices nunca, pero eres libre”»
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