«¡Déjense encontrar por la misericordia de Dios! Con la gracia de Dios, que perdona todo, es posible volver a una vida honesta. Se lo pido con las lágrimas de las madres de Nápoles, mezcladas con las de María, la Madre celestial invocada en Piedigrotta y en tantas iglesias de Nápoles. Que estas lágrimas ablanden la dureza de los corazones y reconduzcan a todos por el camino del bien»
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