«’A ti, Señor Dios nuestro, la misericordia y el perdón. La vergüenza para mi y a ti la misericordia y el perdón’. Este dialogo con el Señor nos hará bien hacerlo esta Cuaresma: acusarse a uno mismo. Pidamos misericordia. En el Evangelio Jesús es claro: ‘Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso’. Cuando uno aprende a acusarse a uno mismo, es misericordioso con los demás: ‘Pero, ¿quién soy yo para juzgarle, si yo soy capaz de hacer cosas peores?’»
No hay comentarios:
Publicar un comentario