«Él mismo toma sobre sí el veneno, el pecado y es elevado. Esta tibieza del alma, este ser cristianos a medias, ‘cristianos sí, pero…’. Este entusiasmo al inicio en el camino del Señor y después volverse descontentos, sólo se cura mirando la Cruz, mirando a Dios que asume nuestros pecados: mi pecado está ahí»
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