* «La Iglesia está totalmente implicada en cada matrimonio cristiano: se edifica con sus logros y sufre sus fracasos. Asumamos seriamente la responsabilidad que se desprende de este vínculo indisoluble. La decisión de «casarse en el Señor» tiene también una dimensión misionera, pues requiere que los esposos estén dispuestos a ser transmisores de la bendición»
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