«Cuando mi esposa falleció, el dolor me provocó un infarto… Así como ella fue llamada para ir a la casa del Padre, yo sentí un llamado para dedicar mi vida al servicio de Cristo. Jesús me mostró que Él era el verdadero camino, la verdad y la verdadera vida. Su amor era grande, era el fundamento de toda existencia. Esa certeza me motivó a seguirlo»
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