* «No podemos sino ponernos tristes frente a las luchas y a las violencias realizadas en nombre de la fe, y pido al Señor que nos dé la gracia de reconocernos todos pecadores y de sabernos perdonar los unos con los otros… Es por iniciativa de Dios, que no se resigna jamás frente al pecado del hombre, que se abren nuevos caminos para vivir nuestra fraternidad, y a esto no podemos substraernos»
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