“La gracia de Dios me derrotó. Mirando la forma consagrada, supe que era Dios, que era Jesucristo. Fue como un enamoramiento instantáneo. Comencé a llorar. Estaba de rodillas adorando a Dios... y lo primero que Le escuché decir fue ´Te amo´, y atravesó mi corazón como continúa haciéndolo hoy, porque me dijo que me amaba aunque yo estaba viviendo gravemente en pecado”
No hay comentarios:
Publicar un comentario