«Dios me permitió sufrir por aquellos a los que había hecho daño. Él me dio la gran confianza de corregir lo que había hecho mal, para hablar por él sobre estos niños asesinados en el mismo escenario en el que yo los había atacado en el pasado. Él no deshizo lo que hice; lo redimió. Y me sanó de una manera tan profunda que nunca pensé que pudiera suceder»
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