* «El esfuerzo que nosotros hacemos, este trabajo cotidiano de servir al Señor con nuestra alma, con nuestro corazón, con nuestro cuerpo, con toda nuestra vida sólo abre la puerta al Espíritu Santo. ¡Es Él quien entra en nosotros y nos salva! ¡Él es el don en Jesucristo!»
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