* «Si vamos al relato de las tentaciones de Jesús no encontramos jamás una palabra suya. Jesús no responde con palabras propias, responde con palabras de la Escritura, las tres veces. Esto nos enseña que con el diablo no se puede dialogar, y esto ayuda mucho, cuando viene la tentación. ‘Contigo no hablo’, sólo la Palabra del Señor»
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