“Tengo 24 años y me he graduado en la universidad de Ndejje. Perdí a mis padres antes de cumplir los siete años. No se puede experimentar la plenitud de la vida, cuando somos oprimidos y esclavizados por vivir en el pecado. Debemos respetar nuestras vidas y la de los demás. Conducir nuestras vidas hacia la plenitud nos mantiene unidos a Dios y por lo tanto lejos de las enfermedades e infecciones de transmisión sexual”
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