* «Todos, en efecto, nos presentarán al tribunal de Dios. Por tanto, cada uno de nosotros rendirá cuenta de sí mismo a Dios’. Si yo excluyo, un día estaré delante del tribunal de Dios y deberé rendir cuentas de mí mismo. Pidamos la gracia de ser hombres y mujeres que incluyen siempre, ¡siempre!, en la medida de la sana prudencia»
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