“Nos pusimos de rodillas, y suplicamos. Y dijimos que nos la llevaríamos sin importar como nos la diera. Si era ciega, o lo que sea, sólo queríamos a nuestra bebé. No nos íbamos a deshacer de ella porque no era saludable. Nosotros confiamos en los mejores médicos en el país pero también oramos mucho. El hecho de que los médicos sienten que está lo suficientemente bien como para volver a casa, es un milagro"
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