«La oración, como amaba decir el Padre Pío, es «la mejor arma que tenemos, una llave que abre el corazón de Dios». Una llave que abre el corazón de Dios: es una llave fácil. El corazón de Dios no está blindado con tantas medidas de seguridad. Tú puedes abrirlo con una llave común, con la oración. Porque tiene un corazón de amor, un corazón de padre»
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