“Yo creo que después de muchos años, he conocido una droga más fuerte que la heroína y la cocaína, he conocido a Jesús. Es la única cosa que te puede sanar, que puede llenar ese vacío. Porque un drogadicto no es un enfermo. Un drogadicto es solo un estado del alma, un estado del espíritu, un vacío que un chico o una chica, una persona joven, lleva dentro. Un vacío que no se puede llenar…”
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