Cuando su mundo se derrumbaba, Jesucristo salió a su encuentro a través del Camino Neocatecumenal. Por primera vez en su vida se sintió amado de verdad, pero aún tenía que cambiar su corazón. Envuelto en problemas económicos agobiantes y en una sucesión constante de idas y venidas a los tribunales, y ya con tres hijos, llegó a pensar en quitarse la vida. Sólo cuando perdonó y experimentó su perdón encontró la verdadera felicidad
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