“Para nosotros, herederos de la desobediencia de Adán, era imposible recorrer este camino. Sólo Cristo, el Hijo unigénito de Dios hecho hombre, podía hacerlo. Y hoy, día de la Ascensión, celebramos precisamente que Cristo ha llegado a la meta de este camino singularísimo y que, en Él, el ser humano ha alcanzado finalmente la gloria, esa eterna plenitud de vida para la que fue creado”
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