“Recuerdo que pensé, por primera vez en mi vida: ‘Jesús, ya no sé qué hacer y necesito tu ayuda. Me rindo. Por favor, condúceme y te seguiré’…. Experimenté un morir a mí mismo en el mismo momento en que reconocí que yo ya no estaba al mando de mi vida; me asombra que nunca me sentí más fuerte y vivo que en ese momento en que escogí confiarme y entregarme a Su voluntad”
No hay comentarios:
Publicar un comentario